Mickey Rourke parece haber domesticado su lado más salvaje para relanzar su carrera cinematográfica, que, dice, él mismo había arruinado porque era un hombre sin reglas. Ahora el mito erótico de los ochenta ha recuperado la figura y las formas y retoma su trayectoria en Sin City .

Con el pelo rubio, vaqueros, una camisa estampada y abierta que deja ver sus tatuajes y las gafas de sol en la frente, para no perder su imagen de chico duro, Mickey Rourke, que va a cumplir 50 años, visita hoy Madrid para promocionar esta película que lleva a la gran pantalla el popular cómic de Frank Miller y que se estrena en España el próximo 12 de agosto.

Robert Rodríguez es el director, junto con Miller, de Sin City , una película en la que Rourke comparte reparto con Bruce Willis y Benicio del Toro, entre otros.

Ahora este controvertido actor dice saber exactamente lo que quiere en su futuro profesional "pero no lo puedo poner en palabras, mi trabajo hablará por mí".

Y es que Rourque explica que ahora se da cuenta de que arruinó su carrera. "Antes me era más fácil echarle la culpa a los demás. Era más joven y pensaba que en esto sólo tenía que ver el arte y la interpretación, no lo veía como un negocio, no supe entender el sistema, el juego, la política".

Hijo del dueño de un bar, crecido en un ambiente de violencia, y protagonista de algún incidente, como cuando golpeó a su ex esposa Carré Otis en el despacho del abogado en el que ambos arreglaban los términos de su separación, Mickey Rourke defiende el carácter violento de Sin City porque "en el film la violencia es broma".