Un funeral privado y familiar, seguramente en su ciudad natal de Omaha (Nebraska), dará el último adiós a Marlon Brando, que murió el pasado jueves a los 80 años. Así, en la intimidad, lejos de las cámaras de Hollywood, se cumplirá el deseo de este animal cinematográfico que siempre tuvo una relación difícil con los grandes estudios.

Estos son los únicos datos que, por deseo del actor, ha facilitado su abogado David Seeley. Irreverente y polémico, su desaparición ha empañado las celebraciones del 4 de julio en Estados Unidos para la legión de seguidores que lloran su pérdida y recuerdan cada una de las imágenes que hicieron historia y "cambiaron la forma de actuar en América", como dijo su colega Karl Malden.

Brando murió solo. Un problema respiratorio que arrastraba desde hacía años acabó con su vida. Y mientras un puñado de actores y directores que compartieron escena con Brando recordaban su genialidad, anónimos fans lo despedían junto a su estrella en el paseo de la fama de Hollywood y en los alrededores de Teatro Kodak.