Manolo García cuida personalmente hasta el último detalle para sentirse a gusto en el escenario. Controla cada nota, cada entrada y salida de los músicos, cada parón y cada subidón. Las imágenes que se proyectan en las pantallas gigantes han sido grabadas por él: "cutre-vídeo-artísticos", los llama. Y, por si fuera poco, diseña y construye los elementos del decorado. El pasado jueves, a tan sólo 24 horas del incio de su nueva la gira, mientras los músicos probaban sonido, él se encontraba en el sótano del Auditorio de Roquetas de Mar trenzando alambres con sus manos. "Necesito hacer cosas. No puedo estar parado. Siempre me ha encantado hacer estas chorradas". De hecho, varios de los peces-jaula que sobrevuelan por el escenario se los encargó a un artesano callejero. "Los he puesto, pero le salieron demasiado bien y he preferido fabricar yo mismo unos menos perfectos", dice, mientras retuerce alambres.