El rodaje de la película de Woody Allen en Barcelona generó tal expectación desde su anuncio que el se decidió que todas las localizaciones exteriores contasen con la protección de la policía autónomica especializada en grandes aglomeraciones. Quim Estrada es responsable en el distrito de Ciudad Vieja. Justo el centro histórico es donde más ha filmado el cineasta, que hoy, si todo marcha cómo tenía previsto, rueda la última escena con Scarlett Johansson y Javier Bardem en una mansión de la Provenza francesa.

Estrada ha coordinado el operativo destinado a evitar posibles avalanchas de fans y curiosos, capaces de aguardar horas al acecho de fotos y autógrafos. Enjambres de mirones ha habido --y muchos--, pero, según Estrada, no se han llegado a producir situaciones de peligro. Solo casos aislados de paparazis trepando por tejados, el hurto de una cartera, y un percance, "nada grave", de un policía que chocó con un taxi, cuando quería evitar que otros coches se acercaran al de Johansson. "Nuestro cometido ha consistido en evitar alteraciones del orden público. No somos los guardaespaldas de nadie", precisa Estrada. El día más complicado fue el de Santa María del Mar. En sus alrededores se congregaron más de 300 personas. "Eran muchas horas y demasiados turistas". Había gente que venía de otras ciudades para seguir el rodaje. "Recuerdo especialmente a cuatro chicas que estuvieron en todos los sets. Tienen fotos de todo".