Antonio Gades llevó sus ideas de izquierdas al ballet y Fuenteovejuna , una de las obras clave del teatro clásico español, encajaba perfectamente en la visión del mundo del coreógrafo español, cuando decidió en 1994 acometer el que iba a ser su último proyecto artístico.

La sublevación de un pueblo ante la injusticia subraya la defensa de lo colectivo frente a lo individual, tan próxima al hombre que hizo de su apoyo a Cuba, el último país comunista, una bandera de su vida.

Hace dos años, sus herederos artísticos, la Compañía Antonio Gades, promovida por la Fundación Antonio Gades, decidió retomar este montaje y darle nueva vida, seis años después de la muerte del bailarín a causa de un cáncer a los 67 años. Con él se inaugura mañana el Festival de Teatro Clásico de Cáceres.

LA PAREJA DE BAILE "De Fuenteovejuna me interesó sobre todo el acto solidario de los perdedores. La solidaridad frente al poder. En estos momentos de feroz individualismo, creo que Fuenteovejuna está o debería estar de actualidad", dejo dicho el bailarín a propósito de este montaje.

Lo corrobora Stella Arauzo, directora artística de la compañía. Cuando tenía 17 años comenzó a trabajar con Gades, de quien llegó a ser pareja de baile. Habla por teléfono camino de Santander, la parada de Fuenteovejuna anterior a la de Cáceres. "Yo creo que él quería en ese momento de su vida en que creo este montaje reivindicar al obrero, al trabajador y su dignidad, frente al poder. Y en la obra hay un tirano que oprime al pueblo. El se consideraba también un trabajador de la danza, antes que un artista, y si trabajando le pillaba lo que llaman arte, pues le parecía bien".

Anteriormente Gades había firmado coreografías destacadas como Carmen y Bodas de sangre , ambas llevadas al cine, con él como intérprete, por Carlos Saura. Durante cinco años, Fuenteovejuna , en la que el propio Gades interpretaba el papel de Frondoso (el hombre de cuya mujer abusa el comendador Fernán Gómez), fue vista en escenarios de todo el mundo.

El argumento de la obra de Lope de Vega es conocido. Se inspira en un hecho ocurrido en el siglo XV en el pueblo andaluz del mismo nombre: ante los continuos e impunes abusos del comendador de la orden de Calatrava, los habitantes de la localidad deciden sublevarse y matarlo.

TRABAJO SOBRE ´EL QUIJOTE´ "Se tomó un año sabático después de trabajar en Fuego , una versión de El amor brujo ", explica Arauzo. "Y durante ese tiempo maduró el tema de Fuenteovejuna ". No como un colofón de esos dos montajes que le dieron fama, "porque él no cerraba periodos", sino como respuesta, en este caso, al momento político de su país.

Y de hecho, recuerda la bailarina, al terminar el trabajo sobre la obra de Lope de Vega, quiso levantar otro sobre El Quijote , pero la enfermedad que finalmente le provocó la muerte lo dejó en suspenso.

A diferencia de aquellos dos montajes, que musicalmente se apoyaban enteramente en el flamenco, para Fuenteovejuna indagó en el folclore español rescatando músicas y danzas. "Hay bailes regionales de Castilla y una danza del norte de Extremadura".

E incluyó piezas de compositores contemporáneos como Antón García Abril, rusos como Mussorsky y barrocos. Y también algo de flamenco "Pero todas estas músicas están tan bien hilvanadas dentro de la obra que no se nota el paso de unas a otras, porque te sumergen en el clima de la historia".

"Mi idea era hacer algo más con ese folclore, no trincarlo del pueblo y prostituirlo, sino coger la esencia y hacer otra cosa, contar una historia con el movimiento", señaló Gades sobre esta opción musical. ¿Y qué clase de coreografía puso Gades en el escenario? "Intentó buscar la naturalidad, eliminar el envaramiento del bailarín para que se mostrara la rabia, la pasión, el romanticismo".

Esa concepción era también parte de sí mismo, de manera que como "artista abrió caminos transgresores, por su forma de ser, por la sobriedad, el minimalismo que impulsó. Y, por ejemplo, a partir de Carmen llevó el flamenco a los teatros".

De manera que esta versión de Fuenteovejuna se verá en Cáceres, según la concibió el propio Gades. "Ese es nuestro trabajo. Salvaguardar su obra tal y como él la dejó".

Stella Arauzo traza algunos rasgos personales del coreógrafo español: "Yo había estudiado danza clásica y cuando entré a trabajar con él, encontré la horma de mi zapato. Ya solo quería estar con él y con Cristina Hoyos, que fue durante mucho tiempo su pareja de baile. Se aprendía mucho con solo mirarle, observando las cosas que corregía, la manera en que lo hacía. Era muy duro en el trabajo, muy disciplinado, pero te daba energía, te iluminaba. Era generoso. Antes te inculcaba su ética que su estética. Tenía muy presente de dónde venía, a qué mundo pertenecía. Te transmitía humildad y honestidad. Uno de sus principios era aspirar a ser cada vez mejor, pero no mejor que los otros sino que uno mismo".