Los padres de Wajdi Mouawad huyeron de las matanzas del Líbano de los 90, cuando él tenía 9 años. Un lustro más tarde se establecieron en Canadá. Mouawad es canadiense, ha dirigido compañías de teatro en ese país que acoge a refugiados de una forma que debería ser la envidia de Europa y, entre obra y obra y dirección y dirección, escribió su tetralogía ‘La sangre de las promesas’. ‘Incendios’ forma parte de ella.

La he visto en Madrid, hace casi una semana, en el Teatro de la Abadía. Saldrá de gira: estará en Cáceres el día 2 de diciembre y aviso con antelación porque las entradas se han puesto a la venta y van quedando pocas.

Me sé ese texto de memoria. Lo he leído varias veces, he hablado sobre él con amigos, he visto la película que rodó Denis Villeneuve, que no es teatro, sino cine y que, por ende, es un discurso completamente distinto. Y, sabiéndome la historia, sabiendo qué ocurre, por qué ocurre y cómo, me quedé sin respiración.

Hay un tipo de teatro que te cambia la vida, que te hace pensar más allá de ti, más allá de lo que conoces, saber del horror que albergamos (individualmente, ni siquiera como especie: todos y cada uno de nosotros) y darnos cuenta (como especie, también, a veces) de que, ahora que estamos juntos, todo va mejor.

En Madrid también, Teatro del Noctámbulo, que es una de esas compañías que tenemos la suerte de que se radiquen en esta tierra, representa ‘Contra la democracia’. He visto esta obra dos veces: mañana voy a verla una tercera. En medio hay más planes: algunos los conozco, como los de El Desván, pero aún, como diría Mouawad, esas verdades no pueden ser reveladas aún.

En septiembre comienza el curso. Muchos contamos los años como cuando éramos pequeños y teníamos ante nosotros esos dos meses eternos del estío, con todo ese tiempo inacabable, que se estiraba y se estiraba como una promesa que nunca se resuelve y que desembocaba en olor a libros nuevos, gomas de borrar, bolígrafos, cuadernos y mochilas cargadas de ese saber que no ocupa lugar, pero que pesa quintales.

Con septiembre, también llegan algunos de los eventos más extraños (para quienes los ven por vez primera) de nuestra comunidad: el Museo Vostell celebra su Ciclo de Música Contemporánea. Hemos escuchado sonidos antiguos y ahora llegan la percusión de Juanjo Guillem y el trabajo de los artistas plásticos Javier Lozano y Ramón Mateos, que no están solos: Iván Ferrer es mexicano, ha investigado sobre cómo el sonido afecta a la conciencia y qué efectos tienen sobre nosotros los ruidos y la música. Neopercusión, que es el grupo de Juanjo Guillem, ha tocado más en nuestra tierra. Usan hojas, papel de aluminio, instrumentos no formales: no es nuevo, ya lo hacía John Cage hace varias décadas.

El sábado estará Carlos Bechegas, que no ha tocado nunca en España. Improvisa. Con estructura: ya saben: en la locura siempre hay un método. Surgió hace casi 20 años. Al principio, iba muy poquita gente: luego se llena, porque, también, los malpartideños saben implicarse con la vida del museo. Puedes no entenderlo, pero, al menos, acuden. La cultura, que necesita de un público, un receptor (aunque sea unipersonal), se basa también en dejarse penetrar por lo desconocido. En estar dispuesto a ir.

Los festivales también dan sus últimos coletazos. Este fin de semana continúa el Stone and Music, con sus propuestas para todo tipo de públicos, porque los hay de muchas clases: le toca a Dani Martín esta noche; y comienza el Europa Sur de Cáceres, con La frontera y Trogloditas, entre otros. Para los mucho más rockeros, Amenoskuarto, Sugus, Biznaga, Los Petersellers, La Banda Trapera del Río, Porretas y Reincidentes estarán en Plasencia, en el Mayorga Rock.

Pero, como siempre, hay más teatro. Siempre hay más teatro: ahora comienza la temporada, con el otoño. La compañía Albadulake estrena este domingo ‘Genoma B’. «Nacer mujer es el mejor castigo», dicen para presentarla: es una versión libre de otra tragedia: ‘La casa de Bernarda Alba’, de Federico García Lorca. Y la hacen a su modo modos: con música, con acrobacias, con aéreos, con aros, abanicos, bailes. Las costumbres, las jerarquías, esa madre que quiere salvar a unas hijas que no pueden ser salvadas y una revisitación, porque las obras clásicas están para eso: para leerlas, para releerlas, para explicarlas a quienes somos ahora, para reescribirlas con otro lenguaje, con otros códigos. Por eso están vivos.

Concierto de Juanjo Guillem: Zeitgeist, sustancia del pensamiento. Viernes, 22 de septiembre. 21.00 horas. Museo Vostell (Malpartida de Cáceres).

Dani Martín. Stone and Music Festival. Viernes, 22 de septiembre. 22.00 horas. Teatro romano (Mérida).

Concierto de Carlos Bechegas. Flute Landscapes. Sábado, 23 de septiembre. 21.00 horas. Museo Vostell (Malpartida de Cáceres).

Europa Sur. Cáceres, 22 y 23 de septiembre. Plaza Santa María (Cáceres).

Mayorga Rock Fest. Sábado, 23 de septiembre. Recinto Ferial El Berrocal (Plasencia).

Genoma B. Domingo, 24 de septiembre. 21.00 horas. Teatro del Mercado (Navalmoral de la Mata).