Desde la Real Academia de España en la plaza de San Pietro in Montorio de Roma se divisa el panorama de la ciudad. En este centro, convertido en residencia temporal para jóvenes artistas, el templete de Bramante destaca como un hito de lo que aguarda al visitante que descienda por la colina hasta el corazón de la urbe. "Sentí una especie de deslumbramiento y fueras por donde fueras siempre te encontrabas con pequeñas iglesias con obras de arte", recuerda Florentino Díaz (Fresnedoso de Ibor, 1954) y que actualmente vive en Madrid. El fue el primer artista extremeño, después de casi medio siglo, en regresar a la Academia como becario en 1996.

"Para un artista que pretende ser moderno conocer la base del clasicismo es una revolución", señala Emilio Gañán (Plasencia, 1971), becario en el 2004.

La obra que produjeron allí o la que crearon a consecuencia de su estancia en Roma se expone en La luce venuta da Roma (La luz venida de Roma) al lado de la de otros becarios extremeños (Hilario Bravo, Damián Flores y Ana Hernández del Amo), todos ellos vivos, junto a la de Timoteo Pérez Rubio y Enrique Pérez Comendador, que pasaron casi un lustro en aquel lugar en los años 20 y 40 respectivamente del pasado siglo.

La muestra, inaugurada el miércoles en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres, confronta la producción romana de los seis artistas. No fueron los únicos extremeños alojados entre los muros de la Academia, fundada en 1873, y que ha servido de centro de formación de artistas e intelectuales españoles. Arquitectos como Dionisio Hernández Gil, Javier García Collado y José María Sánchez, o escritores como Javier Rodríguez Marcos, vivieron y estudiaron allí en los últimos años.

VUELTA AL ORDEN Timoteo Pérez Rubio (1896-1977), uno de los pintores fundamentales del siglo XX extremeño, fue el primer artista español becado en Roma. Su etapa en esta ciudad, a partir de 1921, se relaciona con una época "postimpresionista, de vuelta al orden, de un realismo emotivo y mágico", explica María del Mar Lozano Bartolozzi, responsable del montaje de La luce venuta da Roma . El retrato de Rosa Chacel, que alberga el MEIAC de Badajoz, es uno de los ejemplos de esta pintura y uno de sus cuadros que figuran en la exposición, junto a otros de paisajes y animales.

Del escultor hervasense Enrique Pérez Comendador se exhiben siete obras entre desnudos y figuras humanas, que corresponden a lo más interesante de su producción, "menos académica", señala Bartolozzi, que la que desarrollaría posteriormente.

Entre estos dos artistas y los más recientes se produjo un vacío en la presencia de creadores extremeños en la Academia. "Hubo quien estuvo en Roma, como Ortega Muñoz, pero no en la Academia. Y otros artistas decidieron viajar a otros países para formarse", explica la responsable de la exposición. Pero a partir de los años noventa, aumentó el número de becarios, como refleja esta muestra.

"Fui allí abierto a ver qué pasaba", recuerda Florentino Díaz. "Aunque mi arte no está relacionado con el arte clásico que se respira en Roma; pienso que sí la visión de la arquitectura clásica integrada en la ciudad moderna, puedo ser el origen de una serie mía, La doble falsedad , de estructuras de hierro, acero y caucho".

"Ver la obra de Carvaggio, visitar los Museos Vaticanos... te aporta una sensibilidad, que trabaja secretamente en mi obra de un manera que no sabría explicar", afirma Emilio Gañán, que trabajó durante aquel tiempo en obras ya comprometida para varias exposiciones.

En el caso de Damián Flores (Acebuche, 1963) también hay una relación entre su paso por Roma y su producción: allí pintó rincones de la ciudad y retrató a amigos de la Academia.Hilario Bravo (Cáceres, 1955) escribió y dibujó un Cuaderno de Roma , y Ana Hernández del Amo trabajó en proyectos en curso a los que allí dio un impulso.

La luce venuta da Roma recorrerá Badajoz, Mérida, Hervás y finalmente recalará en la propia Academia de Roma en octubre.