No tiene suerte el Cáceres. Su supervivencia en la mejor liga europea de baloncesto está, más que nunca, en peligro. Su derrota de ayer ante el Pamesa, uno de los equipos ricos de la competición, confirman el infortunio y la fatalidad que persiguen al grupo de Manolo Hussein durante este año. Si el Cáceres pervive, será con el máximo sufrimiento. Ese es el sino.

Partidos como el de anoche definen la lastimosa trayectoria verdinegra. Hizo méritos para ganar, lo tuvo muy cerca, lo rozó... pero falló en el momento decisivo, ahí donde se definen las victorias en basket. No hay manera de que la diosa fortuna se le aparezca a este equipo desgraciado, que en buena lógica, y por talento de sus jugadores, debería haber pasado una temporada plácida.

Tuvo el Cáceres el dominio del choque durante buena parte de los 45 minutos disputados. Al filo del 40, a falta de cuatro segundos, la jugada determinante: Joffre Lleal hizo una suicida entrada a canasta sancionada con falta en ataque. El partido estaba empatado a 75 puntos y los locales hubieran podido ganar si no es por una decisión equivocada. Quedará para la historia si ésta fue de los árbitros o del voluntarioso escolta badalonés. Y todo ello bajo la atenta mirada del ojeador , Fajardo, que fue ampliamente censurado desde una grada muy escaldada desde hace meses.

GRAN DEFENSA

El equipo verdinegro, en fin, batalló durante todo el tiempo en la búsqueda de una victoria que, más que prestigio, que también, le hubiera dado vida. El trabajo en defensa fue descomunal ante la batería de jugadores estrella del Pamesa. La dirección de Ferrán, la puntería de Beechum (siete triples al final, tres en el primer cuarto), la defensa de Ariel Eslava y el poderío de Muoneke y, menor, de Thompson, llevaron la esperanza a la grada desde el inicio. El Cáceres llegó a situarse con 11-3 a su favor en el minuto 5, pero un parcial de 0-8 devolvió el empate al electrónico. Un nuevo tirón local situó el partido en un claro 23-16, pero cinco puntos consecutivos de los levantinos equilibraron de nuevo el encuentro, con protagonismo especial para José Antonio Paraíso.

Las rotaciones en unos y otros dieron más intensidad al juego. El lujoso banquillo del Pamesa hizo estragos en la estajanovista brega cacereña y se atisbó un ligero distanciamiento del Pamesa (25-30). No quería el Cáceres arrojar la toalla y el partido adquirió una igualdad impropia entre dos plantillas con tan descarado desequilibrio (40-40 al final del primer tiempo).

Beechum y Ferrán protagonizaron otro arreón verdinegro al inicio del tercer cuarto, cortado de raíz por Paraíso con un triple y varias jugadas consecutivas de Luengo, uno de los jugadores menos determinantes del Pamesa que ayer se encargó de romper esa condición.

Se entró en el último cuarto con todo el aire (58-56), con un Beechum inspiradísimo y con el Cáceres dispuesto a hacer la machada de derrotar al hasta hace poco líder de la ACB. El intercambio de canastas y errores y la ferocidad de la defensa verdinegra, además del acierto impresionante de Dani García --¿cómo un equipo con un tercer pívot de sus características puede ser penúltimo?-- dejaban claro que el partido se iba a decidir por una acción puntual. Y así se entró de lleno en el meollo de la cuestión, con los verdinegros motivados por orgullo y por el aliento de la grada.

No hubo suerte. Lleal quiso hacer de héroe y su apuesta de ganador se tradujo en el empate final. El tiempo añadido tuvo un mayor protagonismo del Pamesa, aunque el Cáceres estuvo cerca de, al menos, forzar otra prórroga: Muoneke falló tres tiros libres definitivos y la jugada final, a falta de 6 segundos, se esfumó con la apuesta de Hussein, también a ganador, que no salió: Beechum --el teórico mejor tirador-- sacó de fondo pensando en un balón que llegara a Dani García. Llegó, pero mal, y el Cáceres se quedó en las puertas. Hoy juega el Fórum en Girona y el sábado, decisivo partido en Valladolid. ¿Tendrá el santo de cara alguna vez el Cáceres? De momento, ni en Semana Santa.