La revancha está servida. Robin Soderling, el hombre que eliminó a Nadal el año pasado en los octavos de París, le espera mañana en la final. Por segundo año consecutivo, el tenista sueco optará a un título que en el 2009 perdió ante Roger Federer, de quien el tenista nórdico se ha vengado este año eliminándole en cuartos de final y poniendo en juego su plaza de número uno.

Un año después de su inesperada proeza en París, Soderling se ha consolidado en los top 10 y aspira a inaugurar su palmarés en los Grand Slam. Recursos tenísticos no le faltan para intentarlo.

Sus compatriotas y campeones de Roland Garros, Bjorn Borg y Mats Wilander, están convencidos de que no tardará en sucederles en París. "Tiene potencial para ser número 1", ha escrito el seis veces campeón de Roland Garros en su artículo en el Express. "En la final lo veo favorito", ha valorado a su vez Wilander, el último campeón sueco, en 1988.

El poderoso tenista de Tibro (1,93 metros y 87 kilos), de 25 años, está demostrando esta temporada que su sorprendente aparición del año pasado en París no fue una casualidad.

En su camino hasta volver al mismo escenario eliminó, entre otros, al actual número uno mundial, Roger Federer, acabando con una racha de 12 derrotas encajadas contra el suizo. Ayer se deshizo de un incómodo rival como el checo Tomas Berdych que, sobre una pista rapidísima y seca, a 27 grados de temperatura, le obligó a jugar un partido que en algunos momentos pareció más disputarse sobre cemento que en tierra.

El tenista sueco necesitó llegar hasta el quinto set para imponerse por 6-3, 3-6, 5-7, 6-3 y 6-3 después de un durísimo pulso de sacadores que se alargó durante 3 horas y 27 minutos. Soderling demostró que tiene su cañón a punto y preparado para intentar derribar otra vez a Nadal, como el año pasado .

Enormes saques

Ayer sumó 18 aces (en el torneo lleva 75) y logró una media de velocidad de saque en los cinco sets de 204 km/h. En el torneo, es líder destacado de aces.

Esa será su gran arma para plantar cara a Nadal. "Sé que puedo ganarle, lo he demostrado otras veces. Nos hemos enfrentado varias veces y Nadal me ha ganado, pero yo también", decía ayer confiado y recordando su victoria del año pasado.

Soderling se siente más fuerte que hace un año. Su juego se ha consolidado de la mano del sueco Magnus Norman, exnúmero 7 mundial, que en el año 2000 diputó la final de Roland Garros ante Gustavo Kuerten.

El ahora técnico del tenista sueco ha tenido que trabajar duro para encauzar el explosivo juego de Soderling. "He tardado tiempo en entenderle y cambiar su actitud. Robin era el peor adversario de sí mismo", explica Norman. Mejorar su carácter en la pista ha sido fundamental para la transformación del sueco, de 25 años de edad.