A Martín Fariñas le gustó mucho lo que vio el pasado domingo, cuando acudió por primera vez a un partido del Cáceres Patrimonio de la Humanidad desde que es presidente de la Federación Extremeña de Baloncesto. «Me habían invitado muchas veces, pero no pude hasta el otro día. A Cáceres sí voy mucho los fines de semana en las concentraciones que organizamos de las selecciones zonales», cuenta con su habitual expresividad.

Han pasado ya casi 25 años desde que dirigió desde el banquillo el inolvidable ascenso del Cáceres CB a la Liga ACB. En este tiempo ha dado tiempo para todo: hasta de sentirse «decepcionado» porque el ‘nuevo’ Cáceres impulsó el pasado verano una candidatura alternativa a las elecciones. Al final Fariñas derrotó con claridad a Emilio de Alba y todas las partes pretendieron hacer borrón y cuenta nueva. O eso al menos apuntaron entonces y lo mantienen ahora. «Soy el presidente de todo el baloncesto extremeño, no solo de los que me votaron. Tenemos que trabajar todos juntos», afirma, en tono conciliador.

El mismo tono, por lo que narra, que tuvo en sus conversaciones durante el choque ante el Sáenz Horeca Araberri con el presidente de honor del Cáceres Patrimonio, Pedro Núñez, con el que dice tener una relación muy buena desde hace tiempo. «Hablamos de muchas cosas... Sobre todo, de los problemas que tienen los clubs y de cómo podemos ayudar», revela.

Eso sí, su esfuerzo quiere ponerlo sobre todo en que el basket esté muy vivo en los pequeños núcleos de población: «Es muy difícil que por ejemplo en un sitio como Fuente de Cantos pueda salir un equipo. Y lo hay gracias a alguien que allí se ha empeñado en ello. Es a ese tipo de gente a la que tenemos que cuidar mucho».

El incidente

Al máximo mandatario de la FexB le tocó presenciar el tumulto en la pista entre el tercer y el último cuarto que acabó con ocho descalificados. Confiesta que lo siguió con una confusión inicial que compartió con Núñez y con el propio presidente del Araberri, Óscar Vázquez («no sabíamos lo que estaba pasando»). Y estima que todo debió resolverse con menos estridencias. «Los árbitros quizás debieron actuar con más templanza. De acuerdo con que la norma dice que los jugadores no pueden acceder a la pista cuando están en el banquillo, pero en este caso se veía claramente para poner paz. Lo mejor hubiera sido reunir a los entrenadores, dar una advertencia a quienes lo empezaron todo y seguir con el partido», sostiene.

De todos modos, se apunta a la teoría de que esa escena acabó siendo positiva y motivadora para el aficionado cacereño, que en esta ocasión acudió en masa al Multiusos gracias a las diversas iniciativas sociales del club que se premiaban con localidades gratuitas. «Se ganó y muchos salieron contentos por cómo habían disfrutado. Fue un partido muy agradable, muy bueno. Ojalá muchos se enganchen después de verlo y que el equipo pueda seguir luchando por los playoffs», indica. Y recuerda que en la última temporada en ACB del Cáceres CB, en la que él ejerció de director deportivo de la entidad verdinegra, había muchos partidos en los que no se llegó a los más de 3.000 espectadores que hubo ante el Araberri.