Presidente del

Cáceres DT

Sesenta años de baloncesto en esta ciudad (...De la Plaza al Multiusos... como escribiera Carlos Tejado), y más de una década en la cima aportan a Cáceres algo más que afición, cultura de basket y atracción por los colores.

El aficionado siente que este deporte y esta ciudad han escrito un pacto de complicidad para potenciar no sólo la belleza de sus piedras, también para ofrecer sin complejos la imagen de sus ciudadanos y la cara moderna de una ciudad que, con poco acierto y menos voluntad, trata de no perder el tren del progreso y convertirse en la cenicienta sin príncipe, de una historia de adarves y golfines que tarda en descubrir un camino llamado autovía y que fue indiferente a que algún ´AVE´ distinto a nuestra entrañable cigüeña cruzara nuestras tierras a no ser debido al agraciado oportunismo de la causalidad.

Es así como desgraciadamente, cuando el aficionado empieza a sentir que la ciudad, los ciudadanos, los poderes públicos, la entidad privada y la diosa Ceres parecen abandonarles a su suerte, que una vez más los logros y avances del pasado se vuelven a plasmar en retraso, en oscuridad y, lo que es más grave, en apatía y desidia.

Parece a todas luces incomprensible que una entidad deportiva creada para dar continuidad a un deporte, que en sus más difíciles tiempos consigue reunir algunos miles de personas y albergar en sus proyectos de base (canteras) la ilusión de cientos de niños y jóvenes y que trabaja por vincular bajo el promocional nombre de ´Cáceres, Destino Turístico´ un ambicioso programa de promoción de la ciudad y su provincia, esté sufriendo el más traumático y lamentable caminar por la categoría de plata. No es justificable que la decidida y apasionada participación de aficionados (en todos sus niveles: asociaciones, peñas, directivos...) desfiando la desilusión, las incertidumbres legales, el reconocimiento de estamentos deportivos, la falta de "cera que debe arder" y por último la "vela que no alumbra y sólo da humo", pueda verse truncada por la incomprensible circunstancia que una subvención municipal no pueda ser adelantada por una de las entidades financieras que operan en esta región, denominada ´comunidad´ y por nombre Extremadura.

Como el optimismo es nuestro antídoto y la perseverancia el deseo, vamos a pensar, por último y sólo por unas horas más, que la solución está a la vuelta de la esquina y que la ciudad, los ciudadanos, los aficionados y la diosa Ceres, recuperamos algo de dignidad y orgullo local, y sobre todo que no se pierda ese grito que cada tarde de los 36+14, Kamicaceres+10 de mayo, "éste es el Cáceres y ésta su afición", que así sea, que Ceres baje de su pedestal y haga algo.