El grupo ultra del Atlético de Madrid, integrado por cerca de 4.000 individuos, mantiene unas relaciones tensas con el club. Durante la temporada pasada sus desavenencias con la familia Gil fueron puestas de manifiesto repetidamente, sobre todo a raíz de la marcha de Paulo Futre de club. El expresidente, aunque titular todavía de la mayoría de las acciones, se ha desmarcado públicamente de la facción más violenta de los radicales, entre los que conviven grupos de distintas ideologías. Con la vuelta de Diego Simeone, el Frente Atlético vuelve a tener su estandarte.