Ejemplarizante jornada una vez más la que protagonizaban ayer las aficiones del Extremadura y el Badajoz antes, durante y después del derbi. Y colorista el espectáculo de una grada que hizo reverdecer laureles de un pasado tan reciente como aparentemente tan lejano. Las últimas entradas en el recinto de la calle Colombia había usado dígitos muy por debajo del millar y ayer se volvió a superar la cifra de los 2.000 aficionados a pesar de la fría tarde. Y compartieron derbi y jornada como en azulgranas y albinegros en norma. Primero tomando alguna copilla, con alguna vianda propia para el caso, y luego rivalizando en la grada en justa y deportiva pugna. Tan decepcionada anda últimamente la parroquia local, que los primeros que se hicieron notar en el electrizante inicio del choque fueron los visitantes, afanados con sus gritos y sus tambores. Luego, el gol azulgrana de Pavone los hizo callar para dar paso a la alegría almendralejense. Para cuando llegó el empate la fiesta volvió a tocar techo en blanquinegro. Y así hasta el final.

Almuerzo oficial

Como el traspaso de poderes aún no es una realidad, en la comida oficial los tres dueños del Badajoz, Del Camino, Refolio y Guerrero. Por parte local, los Nieto, Ruiz y Moriano --presidente y vicepresidente los dos primeros y asesor del consejo el tercero--. Desde por la mañana se preparaba el protocolo en la sede azulgrana y se conoció la ausencia de todo político en el palco, curioso. Y eso que Celdrán es un habitual en los derbis. Igual se fue a Olivenza a ver los toros como algún colega.

Mientras se preparaba el protocolo por la mañana se conoció que Javi Selvas estaba descartado y que no iba a ser de la partida. Luis Trujillo, su sustituto en la convocatoria, no podía viajar a Villanueva del Fresno con el filial Carlos Fernández, el encargado de la cantera azulgrana ahora que no hay dinero con qué pagar secretarías técnicas y demás, ya estaba en danza.

Tampoco quiso renunciar a su porción de protagonismo el trencilla del partido. González Cobo, una calamidad como árbitro, no permitió a Toni García estrenar la publicidad de Proinex en su camiseta y le obligó a llevar un jersey celeste sin publicidad que, dicho sea de paso, no le sentó nada bien visto lo visto durante el encuentro de ayer en el Francisco de la Hera.

Al final, las dos hinchadas dejaron el estadio con es agridulce sabor que dejó el empate. Ninguno perdió, tampoco ganó, y la cabeza de la tabla queda un poco más lejos. Pero el derbi, que viene de mediados del siglo pasado, cumplió su patrón.