Los chicos de la selección extremeña de fútbol para paralíticos cerebrales disputaron ayer en Cataluña la final del campeonato de España de la modalidad. En realidad, daba igual cómo quedaran ante el Hércules de Alicante del también ‘nuestro’ Sergio Clemente. Para mí y para la mayoría haber estado en la cita, incluso antes de jugar la final, ya había sido medalla de oro.

En estos tiempos que corren, victorias como ésta son para celebrar ampliamente. Desde el primero hasta el último futbolista, todos son superlativos. Ya desde el portero, el internacional Antonio, nos están dando una lección de vida cada día. Y me paro en el propio Antonio, protagonista de un maravilloso reportaje que recomiendo a todos y que firma Javier Mendoza, responsable de prensa de la Federación Extremeña de Fútbol. ‘Fútbol a otro nivel’ y se puede ver en la web de la territorial. Maravilloso compartir sensaciones de un chico y una familia extraordinarios. O de otro Antonio, del propio combinado regional, que ha debutado en el Berlanga. Como si nada. Como si no tuviera problema alguno en su vida. Ellos son así.

La alegría por lo que están haciendo los futbolistas que dirige Abel Becerra --chapeau también para él-- no puede tener otro aliado sentimental que el orgullo.

Este fin de semana han comenzado las fases de ascenso a la Segunda División A, Segunda B y Tercera para los nuestros. A la selección extremeña no le hace falta: ellos están en la liga de las estrellas, desde luego, y nosotros que nos congratulamos y celebramos.Me paro a pensar y no encuentro en el deporte extremeño que haya nada más saludable en estos momentos. Si acaso, igual. Por ello hay que rendirles pleitesía a los Antonio, a Pedro, a Juan Antonio, a Diego, a Noé, a David, a Jonatan, a Luis, a Carlos, a Juan Ramón... Pero qué enormes sóis todos, carajo.