Un gaditano, enorme y simpático, y dos catalanas, una patrón de apariencia siempre calmada y una tripulante más temperamental, devolvieron ayer a la vela española al podio olímpico con sendas medallas de plata tras el cero global en Sydney. Rafael Trujillo, en Finn, y Natalia Via-Dufresne y su tripulante Sandra Azón, en 470 femenino, siguieron ayer en dos campos de regatas de Agios Kosmas, a las afueras de Atenas, la senda marcada hace ocho años por los oros de Fernando León y José Luis Ballester, en Tornado; y Theresa Zabell y Begoña Via-Dufresne, hermana de Natalia, en 470 femenino.

No tuvieron ayer calma chicha los dos barcos españoles en su particular ruta de la plata. Más bien tempestad. Ni Trujillo, que a priori lo tenía más fácil, pudo darse un tranquilo paseíto en barca en la 11 regata. Se le complicó de mala manera hasta el punto de que obtuvo su peor resultado (un 13 puesto), sin contar una descalificación. Las navegantes de El Masnou pelearon sin descanso, en tierra y por mar, para superar por un punto en la general a Suecia, gracias al quinto puesto de ayer.

SUSTO EN EL CUERPO Trujillo lo contaba ayer, poco después del mediodía, en el muelle, cuando aún no se le había ido el susto en su corpachón de 1,84 centímetros y 104 kilos. "Lo he pasado fatal en el último tramo de un día complicado. Me he sentido siempre con la medalla en el cuello hasta que me la han quitado". Trujillo se dedicó a vigilar al polaco Kusznierewicz (ganador de la última regata) y al croata Kuret, sus perseguidores. Pero tanta vigilancia le llevó a descuidar el lado derecho por donde se le coló media flota. Por un momento llegó a ser el 15 , lo que le hacía perder su renta de 14 puntos sobre el polaco.

Al mismo tiempo que Trujillo, en otro campo de regatas, Via Dufresne y Azón se las veían con suecas y eslovenas en un epílogo sin tregua. Antes de salir al mar tuvieron que resolver con los jueces un litigio pendiente por un cruce de protestas de la regata anterior con eslovenas. Las últimas se enfadaron de verdad y llegaron a insultar a Via-Dufresne y Azón antes de empezar. "Tenía miedo de que en el agua fuera a por mí, de que me rompiera el timón por ejemplo. Pero se ha disculpado".

La patrón intentó mantener la tranquilidad, y seguir la pista de Suecia y Eslovenia. Por un momento, se les llegó a escapar el podio, pero se recuperaron hasta conseguir la plata. Para Natalia, la plata de Atenas tenía mejor sabor que la de Barcelona-92. "Esta ha costado mucho más", decía, aún con el susto en el cuerpo.