El número uno está asegurado. Eso ya no se lo quita nadie a Rafael Nadal. La victoria en cuartos de final del Masters Series de Cincinnati ante el ecuatoriano Nicolás Lapentti por 7-6 (7-3) y 6-1 certificó el cambio de guardia en el tenis mundial. Roger Federer perderá la hegemonía que ha mantenido desde el 2 de febrero del 2004. El reinado del tenista suizo tiene data de caducidad fijada ya para el 18 de agosto. Adelantar el cambio de poderes está en manos de Nadal, que podría ser número uno el 11 de agosto si la pasada madrugada hubiese ganado al croata Novak Djokovic en las semifinales del torneo de Cincinnati, o mañana, si hoy gana el título (21.00, horas TVE-1) ante el escocés Andy Murray, que ayer venció al croata Ivo Karlovic (verdugo de Federer) por 6-4 y 6-4.

"Ahora sé que voy a ser número uno del mundo y eso me hace muy, muy feliz. Es la recompensa por todo el trabajo realizado y siento una enorme satisfacción por haber conseguido algo que ni pensaba cuando empecé", decía orgulloso el tenista mallorquín poco después de haber ganado a Lapentti en un partido en el que tuvo que sufrir, especialmente en el primer set.

La proximidad de alcanzar el objetivo tan soñado desde que el 25 de julio del 2005 se colocó por primera vez como número 2 del mundo le hizo jugar con una tensión extra. "El partido contra Lapentti era muy importante aunque sabía que no era la última oportunidad para ser número uno", admitió Nadal, que no vio clara la victoria hasta que rompió el servicio de su rival en el segundo set y se adelantó 2-0. Hasta ese momento, el ecuatoriano, número 89 del mundo, había hecho un partido casi sin errores. Finalmente se vio impotente de mantener el ritmo que Nadal impuso para vencerle y sumar 31 victorias consecutivas desde que el pasado mes de mayo ganó el título en Hamburgo.

Será el vigesimocuarto número uno del mundo desde que se creó este premio en 1973 y el tercer español que lo consigue después de que Carlos Moyá lo conquistara el 15 de marzo de 1999 y Juan Carlos Ferrero el 8 de septiembre del 2003. El primero aguantó dos semanas al frente de la clasificación y el segundo, ocho. A ambos las lesiones les impidieron mantener más tiempo su reinado. El campeón mallorquín aspira a superarles y ser el primer español que acaba el año en esa posición que ha mantenido Federer en los últimos cuatro años. Las opciones son claras. Nadal figura destacado al frente de la carrera de campeones (clasificación del año) con 1.055 puntos, por delante de Federer (686 puntos) y Djokovic (674 puntos), antes de que se contabilicen el lunes los puntos de Cincinnati. Una ventaja que le permitirá ser por primera vez en su carrera el cabeza de serie número uno en el Abierto de Estados Unidos, que comienza el 25 de agosto, una semana después de acabar los Juegos Olímpicos de Pekín.

SIN PARAR. No hay descanso. El número uno solo es la consecuencia de la mejor temporada de Nadal. Un año que empezó con los alarmantes rumores del final de su carrera por una mala interpretación de unas declaraciones suyas y de su tío Toni. Ocho meses después, Nadal ha alcanzado la cima, ganando Roland Garros otra vez y estrenándose en Wimbledon.

Pero no tiene intención de pararse. Hay que seguir pedaleando, como le dice siempre Toni, que le ha acompañado en la gira americana. "Hay que seguir. La temporada aún no se ha acabado. Aún quedan los Juegos Olímpicos, el Abierto de Estados Unidos y la Copa Davis. Después ya tendré tiempo de celebrarlo", insiste el campeón mallorquín.