La Yamaha escogida ayer por Ramón Forcada, técnico de Jorge Lorenzo, para conseguir su séptima proeza de la temporada, su victoria número 12 en la categoría reina, su triunfo 33 en el Mundial, su coronación al frente de MotoGP (ya supera por 77 puntos, más de tres triunfos), fue la denominada martillo, mientras mantequilla se quedó en su box esperando que lloviese (cosa que no ocurrió) para saltar a pista. Con esa moto, Lorenzo escapó de todos desde el primer momento, superó, en una misma curva ("justo en la que me caía el año pasado") a Dani Pedrosa ("le vi que frenaba mucho más tarde que yo") y a Ben Spies ("se abrió demasiado y me colé") para escapar, ya definitivamente, vuelta a vuelta, hasta cruzar bajo la bandera a cuadros.

Pensando en el golf

Ni que decir tiene que Lorenzo se niega a hablar de récords pese a que, de seguir así, los romperá todos, todos. Y sí de celebraciones. "Practiqué el minigolf en Punta Cana en vacaciones y, cuando vi que había un golf tras el muro, me dije: será divertido celebrar el triunfo en el hoyo 7". El mallorquín asegura que su calculadora no tiene pilas. "No entiendo a los que dicen que ganar, cansa. Para ser campeón has de salir a la pista con la mentalidad de ganar. Hoy (por ayer) he tenido suerte pues creo que el cambio de temperatura ha hecho que la Honda de Dani (Pedrosa) no fuese tan bien como el sábado".