Alexandre Vinokurov asestó una puñalada a la yugular del Tour y al alma de Alberto Contador. Si el madrileño gana el domingo en los Campos Elíseos, lo hará con una mancha que ensuciará su victoria. El positivo del kazajo en la contrarreloj de Albi, que ayer se hizo público, sepultó, de nuevo, muchísimas ilusiones, indignó a rivales y enfureció a la dirección de la prueba, que no titubeó al exigir a Marc Biver, el mánager del Astana, la retirada inmediata del equipo.

Tal como dijo Christian Prudhomme, el director general de la prueba, Vinokurov jugó a la ruleta rusa y se le disparó la pistola en la sién. Pero no solo en la suya, sino en la del Tour y en la del ciclismo en general. Hace un año fue Landis, el esporádico ganador en París, y ahora Vinokurov, que partió de Londres como favorito.

De sus ataques en el Peyresourde se había escrito épica. De su contrarreloj en Albi, páginas de exaltación al coraje humano. Nada de nada. Sus dos victorias en el Tour solo han sido fruto del dopaje y quién sabe también si su triunfo de hace un año en la Vuelta, arreando bofetadas en la cara de Alejandro Valverde. Uno exhausto, el otro pletórico.

UNA TRANSFUSION El laboratorio de Chatenay-Malabry, que analiza las muestras que se toman en el Tour, le descubrió glóbulos rojos de dos orígenes diferentes, producto, sin apenas dudas, de una transfusión sanguínea. Vinokurov abandonó ayer a las 14.30 horas el Tour, tras conocer la noticia. Los compañeros, técnicos y auxiliares lo fueron haciendo a lo largo de la tarde. El futuro del Astana es incierto.

El método de dopaje empleado por el kazajo solo apunta en una dirección. Vinokurov, vestido de negro para pasar desapercibido, cuando el resto de profesionales entrena con su traje de hombre anuncio, se pasó varias semanas durante el invierno en las islas Canarias de Eufemiano Fuentes. Las transfusiones sanguíneas, puestas al descubierto en la operación Puerto, eran la especialidad de este médico, cabeza visible de la red de dopaje que la Guardia Civil desarticuló en Madrid.

El Astana, su equipo, se complementó con el personal y el parque móvil de dos escuadras, el Liberty Seguros, el conjunto de Manolo Saiz, y el Phonak, reclamo publicitario de Landis. Parte de los auxiliares que trabajaban para el conjunto kazajo con licencia suiza en esta ronda francesa habían sido antiguos colaboradores de Saiz. Y entre estos, un masajista al que la Guardia Civil tenía identificado como el contacto entre el técnico y el médico.

Vinokurov solicitó el contraanálisis y alegó que el desorden sanguíneo era producto de la caída sufrida. Todavía no ha sido despedido y aún no se sabe si entregará su ficha --varios millones de euros-- a la Unión Ciclista Internacional (UCI), tal como se comprometió por escrito si daba positivo. "Me llamó Biber, el mánager del Astana, y me informó del positivo. Le dije que ya sabía lo que debía hacer. Al menos reaccionó como debía y retiró al equipo del Tour", explicó Patrice Clerq, el presidente de la ronda francesa. "Todo el mundo se siente traicionado por Vinokurov. Es un tramposo. El público no debe tener compasión de un tramposo. Pero sí debe admirar al resto de corredores. No estoy abatido, sino decidido a seguir luchando contra el dopaje".