El deporte extremeño, en lo que se refiere a los grandes clubs, está en una situación muy difícil y complicada. Tanto que, de no mediar una gestión casi heroica en los próximos meses, alguno de ellos puede terminar en una categoría inferior, como mal menor. O, poniéndonos en el peor de los casos, hay un evidente peligro de desaparición. Los problemas de economía de varios de los considerados grandes --sobre todo Cáceres CB, Extremadura y Badajoz-- les ponen, actualmente, al borde del precipicio. Hoy por hoy es imprevisible aventurar qué ocurrirá con ellos a corto y medio plazo, ya que sus deudas cercenan su propio día a día. Los débitos de anteriores años en estas sociedades anónimas y la ausencia de ayudas públicas y privadas en forma de patrocinadores están en la raíz de este desaguisado.

Creo que las aficiones de los distintos clubs no son del todo conscientes del peligro que se avecina y que muchos se van a llevar una sorpresa mayúscula. El caso de las deudas con la Seguridad Social, que les puede dejar sin subvención de la Junta de Extremadura, puede ser una anécdota dentro de un maremágum de frentes negativos que los asolan.

El deporte profesional tiende a darse un varapalo considerable en los próximos años, y no sólo en Extremadura. La conversión en empresas con sus consiguientes obligaciones ha tenido un efecto negativo, al menos en rentabilidad.