«Son 50 años. Creo que se están riendo de la población». Miguel Almirante, presidente del Atlético Veracruz, está realmente desesperado buscando una solución que no depende de él. Habitualmente prudente, así se manifiesta ante la situación del campo que acoge a este histórico del fútbol cacereño (140 jugadores la última temporada) más otros clubs de la ciudad, “alrededor de 400”.

“A ver qué le decimos a los padres, no les podemos engañar. La temporada que viene, por lo que se ve, tampoco va a estar arreglado porque vemos que esto está igual, no avanza. Este club puede desaparecer, claro que sí». Han pasado ya cuatro meses desde que las inclemencias meteorológicas causaron diferentes desperfectos en el recinto del Sergio Trejo, una instalación municipal siempre ligada a la cantera del Veracruz. “En el ayuntamiento no nos dicen nada… y eso que era por la vía de urgencia, según leímos en el periódico; antes lo podíamos entender por las lluvias, pero ahora ya no llueve y ahí no se mueve nada», añade. Ayer, desde el consistorio se aseguraba que podía ser este verano.

Almirante transmite desazón en sus palabras. «Los padres van a hacer una plataforma, parece», dice. «Yo, que trabajo en un hospital, es como si viene un enfermo y no lo atendemos; sin el campo no hay nada, no hay entrenamientos, no hay vida”, se lamenta. En Pinilla se concentran todos los partidos y entrenamientos del fútbol de base en Cáceres. «Lo notamos todos. La saturación es tremenda». Ahí ha jugado sus últimos encuentros el Veracruz juvenil, que ha descendido de categoría, dicen en la entidad, por unos tropiezos que en su campo probablemente no hubiera desencadenado el hecho de bajar.