Con Villa nada será igual en el ataque del Barça. Villa es el delantero que le dará un nuevo horizonte a Guardiola. Pero no solo al técnico. También se lo dará a Xavi, a Iniesta, a Pedro, a Bojan y, por supuesto, a Messi. Con Villa, el equipo tiene recursos de todo tipo. Puede jugar de delantero centro único, como ha hecho durante toda su vida, ganándose el jornal en el Sporting, Zaragoza y Valencia antes de enfundarse la camiseta de un grande a punto de cumplir 29 años. Puede jugar solo o acompañado. Solo, ahí arriba, el Guaje es capaz de batir todo el frente de ataque como si fuera el llanero solitario. Así ha sido siempre, pero no lo será ahora porque el Barça si algo tiene son delanteros para que nadie se sienta desamparado en el área enemiga.

Por sí solo, Villa es una garantía. Y acompañado es una bendición para los pasadores (Xavi e Iniesta le entienden con los ojos cerrados, basta recordar el Mundial) y una delicia para el público. Y una tortura para los defensas porque nunca saben dónde se ha metido. Cuándo lo buscas ya es demasiado tarde. Si juega de nueve, ningún problema. Si tiene a Messi a su lado, mucho menos. Ya se vio en Suráfrica, donde tuvo que compartir la responsabilidad ofensiva con Fernando Torres. Y como no estaba nada fino el delantero del Liverpool, recién salido de una lesión, Villa solo y sus goles (marcó cinco) llevaron a España a las puertas de la cima. Iniesta las abrió.

Punta y extremo zurdo

Villa es un nueve. Pero también es un extremo izquierdo, aunque sea diestro. Arranca desde la banda y acaba en el área. No vive allí. Entra, dispara y se marcha. Así jugó con España. Así lo ha empezado poniendo Guardiola en el equipo, respetando la jerarquía que desprende Messi en el centro del ataque. Cuando no intimide Leo, cada vez existen menos esos días, estará Villa. O viceversa. Porque ambos son un seguro de gol y eficacia. Poco más de media hora han coincidido ambos sobre el terreno de juego y la conexión ha sido inmediata. Se vio en la Supercopa ante el Sevilla. Salió Villa y se movió por aquí y por allá. Como nueve y como extremo zurdo, tal Stoichkov de la vida. ¿O, quizá, sea lo más parecido a Eto´o que hay en el mercado? No únicamente por su producción en el Valencia (28 goles en la temporada 2008-09 y 21 en la pasada) sino porque presiona y muerde por cada pelota como si fuera la última. Así llegó al Camp Nou, así seguirá.