Parecía que este momento no llegaría nunca, pero en la lista de la clasificación mundial de golf que aparece hoy, Tiger Woods ya no figurará en el primer puesto. Han sido 623 semanas (12 largos años) las que ha dominado el Tigre, 281 de ellas (desde junio del 2005) de forma ininterrumpida. Un longevo reinado que hoy toca a su fin con la irrupción, a sus 37 años, del inglés Lee Westwood. Las cosas pueden cambiar de nuevo esta misma semana, dependiendo del multimillonario torneo de Shanghái, pero de momento se ha certificado el fin de una era, la de Tiger Woods.

Ni Woods ni Westwood (recuperándose de una lesión en el tobillo) jugaron este fin de semana. En su ausencia, era el joven alemán Martin Kaymer (25 años) el que tenía también opciones de acceder a la cima mundial, a condición de que quedara primero o segundo en el Andalucía Masters de Valderrama (Cádiz), que finalizó ayer con la victoria del norirlandés Graeme McDowell.

Kaymer, compañero de Westwood en la última Copa Ryder, ganada por Europa, solo pudo acabar ayer en el puesto 21 y deberá esperar a otras ocasiones --como otra media docena de jugadores-- para intentar encaramarse a un número uno mundial que, después del largo dominio de Tiger Woods, promete cambios mucho más frecuentes. Westwood, Woods, Kaymer y Phil Mickelson, el actual Big Four del golf, jugarán esta semana en Shanghái, y la siguiente también competirán, bien en Singapur, bien en Australia. Y por detrás de ellos aprietan los estadounidenses Steve Stricker y Jim Furyk, entre otros, lo que promete un futuro mucho más volátil que la férrea hegemonía que el Tigre ha ejercido en los últimos 12 años.

Una noticia que, por una razón u otra, ha alegrado a algunos. ±Es fantástico. Es un gran cambio que beneficiará al golf en general. No se puede ser número uno para siempreO, manifestó el doble ganador del Abierto Británico, el australiano Greg Norman. El hecho de que Westwood acceda al trono sin haber ganado ningún torneo grande, por los 14 de Woods, no mereció ningún comentario crítico de Norman.

La lesión sufrida por Woods a finales de 2008 y, sobre todo, la revelación de su turbulenta vida personal a finales del pasado año son factores que han tenido mucho que ver con el descenso de rendimiento.