Minutos antes de que empezara el encuentro, cuando llegaban los invitados al palco, se montó un gran revuelo, pues se esperaba la presencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que había tenido un acto unas horas antes en la cercana localidad de Alange. Había sido invitado por los dos clubs --por sus venas corre sangre leonesa y también extremeña, por parte de su abuelo paterno-- y el ayuntamiento de la capital extremeña. Sin embargo, el dirigente socialista no acompañó a la máxima representación regional, Guillermo Fernández Vara, y local, Angel Calle, que sí presenciaron el encuentro.

Aunque la presencia de Zapatero le hubiera dado un toque de distinción al partido, lo cierto es que el ambiente fue completamente distinto al habitual en las últimas temporadas en el Municipal Romano.

Calor en la grada

Hacía mucho tiempo que dos horas antes del partido, la calle del estadio no estaba cortada al tráfico y que los aledaños no eran un auténtico ir y venir de aficionados.

Algunos emeritenses desempolvaron aquella camiseta de marca Puma con el anuncio del jamón de Extremadura, bufandas y banderolas de cuando el Mérida rondaba por las categorías de oro y plata. Otros, más actuales, han adquirido la equipación de este año, en lo que suponía un curioso contraste, aunque no de colores.

Si en el terreno de juego se midieron dos grandes equipos, en las gradas fueron las gargantas las que se escucharon, pues los 1.500 aficionados que llegaron desde la capital del Bierzo no dejaron de cantar desde hora y media antes del partido. Toda una marea que los más fieles al Mérida intentarán imitar dentro de unos días.

El colorido en la grada fue espectacular, porque si los de fuera chillaron, los 5.000 de Mérida quisieron llevar a los suyos en volandas para conseguir el empate, todo se parecía un poco a lo de Baza, con expulsiones incluidas, pero en esta ocasión no pudo ser y todo queda para la vuelta.

La afición berciana acabó el partido entonando su himno en una estampa espectacular con todas las bufandas extendidas que recordaban a los hinchas ingleses. La verdad es que esto mosqueó un poquito a los locales, de todas formas, la afición romana tienen la opción de devolvérsela dentro de una semana en El Toralín.