La soprano extremeña presenta en Alburquerque, junto al guitarrista Fernando Antón, el disco 'Voleras. Entre seguidilla y bolera', premiado con una beca a la creación joven

España invadida por los franceses a principios del siglo XIX. El pueblo en armas. E inmediatamente empiezan a recorrer las calles canciones populares de oposición a los invasores, pero también con letras de amor, de pasión, españolísimas, como otro modo de hacer frente a los ocupantes afirmando la identidad nacional.

Esta expresión popular fue llevada a los salones burgueses y aristocráticos. Y los compositores hicieron suyas las músicas y crearon otras a su vez: boleras, seguidillas.

Hoy volverán a escucharse interpretadas por dos extremeños: la soprano Delia Agúndez y el guitarrista Fernando Antón, ambos de Cáceres.

Han reunido en el disco Voleras. Entre seguidilla y bolera (Itinerant classics) veintiuna canciones de ocho autores de aquella época (en el marco de la guerra, la Constitución de Cádiz y la Restauración de Fernando VII) y las presentan en la casa de cultura de Alburquerque. La universidad popular de este pueblo avaló el proyecto de grabación para que pudiera recibir una de las becas a la creación joven de la Junta de Extremadura.

"La bolera", recuerda Delia Agúndez, "procede de la seguidilla, un tipo de baile característico del siglo XVIII, cuya evolución en el siglo XIX dio lugar a otros bailes, entre ellos la bolera".

En el título del disco bolera se escribe con v, explica Agúndez, porque "en el momento en el que se compusieron estas piezas existía ambigüedad entre b y v. Por ello, hay sitios donde aparece con b y otros con v. Pero, a la hora de hablar del género y del nacimiento de la bolera siempre hay que escribirlo con b porque el término se acabó estableciendo con b".

Un límite

El disco es uno de esos proyectos, según la soprano cacereña, que animan en unos momentos de crisis como los actuales. Ella estudió en el conservatorio de Cáceres y amplió su formación (igual que Fernando Antón) fuera de Extremadura. "Tuve que salir porque todo tiene un límite y tenía que complementar mis estudios; pero he vuelto más de una vez, y sigo volviendo".

Como intérprete creció en Cataluña, donde se integró en la Compañía Joven de Opera del Conservatorio del Liceo. Ha ofrecido recitales de canto y piano por España y colaborado de forma regular con el Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana.

Actualmente vive en Madrid, donde su trabajo no se ha visto afectado por los recortes. "Es cierto que cuando se extendieron esos recortes entre los ayuntamientos, con los que yo trabajaba, vimos mermado el número de conciertos, bajamos los cachés y el tiempo de pago de las actuaciones se alargó", afirma.

Hoy participa en varios coros profesionales y puede vivir de la música. "Prefiero ser positiva y pensar que ante la crisis hay que invertir en iniciativas como esta grabación, que muestra que la música sigue viva. Es un modo de animar a la gente, de hacerle ver que a pesar de pasarlo mal, aún pueden sacarse proyectos adelante. En Extremadura, por ejemplo, hay una cantera de grandes músicos y hay que valorarlo".