--Si el público sólo pudiera elegir una obra, ¿por qué debería ver la suya?

--Por varias cosas: por la interpretación de Pou, por el protagonista en sí y porque Sócrates es un personaje que anuncia que nos vamos a hacer preguntas y vamos a reflexionar con placer y con gusto.

--¿Cómo calificaría el resultado del montaje?

--Es una obra muy esencialista, que nadie espere grandes elementos técnicos, porque está todo muy basado en la interpretación y en el movimiento escénico, para expresar mejor la conducta del protagonista.

--¿Por qué pensó en José María Pou para este papel?

--Me parece que José María es un actor al que le viene como anillo al dedo este personaje. También porque tenía ganas de trabajar con él, un actor grande. A veces, cuanto más grande es el actor, más humilde es y está más dispuesto a compartir su sabiduría. Todo esto luego se ha corroborado en el día a día con él.

--Y, ¿cómo se trabaja junto a él?

--Los ensayos han sido profundos, colaboradores, y ha tenido una gran predisposición a trabajar y a hacerme propuestas, en una especie de construcción constante. El texto estaba abierto a cambios que se han ido dando a medida que ensayábamos, y Pou ha sido de gran ayuda. La verdad es que ha sido estupendo con él y con el resto de actores.

--¿Qué paralelismos ve entre la Europa de Sócrates y la Europa de la actualidad?

--En cierto sentido, estamos tendiendo un puente con lo que ocurre en las dos épocas: tenemos una democracia imperfecta, muchas veces al servicio de las élites, una democracia que piensa poco en el ciudadano, y debemos empezar a pensar que tenemos una estructura que quizás no nos sirve. Una democracia debe ser real, y no una enmascarada para servir sólo a los mercados y a los grandes capitales.

--¿Qué supone para un director presentar una obra en el Teatro Romano de Mérida?

--Para mí supone un placer enorme, es un teatro que al principio puede asustar, pero si lo tratas bien te acompaña, te acaricia, te seduce y hace que puedas seducir al público. Algo tendrá, porque cuando llevo dos o tres años sin venir, necesito volver.