ETA colocó ayer dos bombas en el Parador Nacional de Turismo de la localidad zaragozana de Sos del Rey Católico, una junto al edificio y otra, a 400 metros, cuya explosión sólo provocó daños materiales. Con éste, son ya cuatro los atentados perpetrados por la banda terrorista ETA en la provincia de Zaragoza en menos de un año. Dos de los anteriores atentados fueron dirigidos contra el aeropuerto de la capital aragonesa y el tercero, contra una central eléctrica de Añón de Moncayo, todos de menor entidad que el perpetrado ayer en el parador.

AVISO DE LA BANDA Un comunicante que dijo hablar en nombre de ETA alertó a la Asociación de Ayuda en Carretera de Guipúzcoa de la colocación de un artefacto y de la hora de explosión del mismo. Alertada la Guardia Civil de Zaragoza, se estableció un cordón de seguridad en torno al recinto hotelero que durante estas fechas se encontraba cerrado, por lo que no tenía personal ni clientes en su interior. La primera explosión se produjo a las 8.05 horas, y la segunda, poco después.

El Gobierno vasco condenó el atentado y, ante la relajación que puede provocar entre los amenazados el hecho de que la banda terrorista lleve más de dos años sin matar, hizo un llamamiento a la sociedad para que "no minusvalore estos actos de terrorismo".

Para el portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, se trata de "presencias calculadas" de ETA. También el portavoz de Batasuna Pernando Barrena, dijo que las últimas acciones de ETA están "calculadas" y "por la manera en que se llevan a cabo se demuestra que no pretenden causar el daño que pudieran causar con pocos esfuerzos más".

ARRESTO EN BAYONA Mientras, la Policía francesa detuvo ayer en la localidad de Bayona a Francisco Javier Pérez Susperregi por presunta colaboración con ETA. Sin embargo, la justicia española no podrá reclamar su entrega porque la causa por la que en su día se ordenó su busca y captura ya ha prescrito.

El arresto, a manos de las autoridades francesas, de Pérez Susperregi, nacido en 1960 en San Sebastián, se hizo en plena calle, después de haber dejado a su hijo en la ikastola (centro educativo en euskera) de Bayona, donde residían.