El Gobierno espera que ETA se pronuncie y dé pistas sobre sus planes justo un año después de que la banda decretara el alto el fuego. En ese mensaje, el Ejecutivo cree que la banda hará algún gesto que pueda facilitar el tránsito de Batasuna hacia la legalidad. No lo tendrá fácil, ante la escasa confianza que merece desde que asesinó a dos personas en Barajas. Las fuerzas políticas que apoyan la política antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero también confían en un inminente comunicado etarra. Incluso el PP lo espera. Pero nadie alberga esperanzas de que ETA anuncie su disolución.

Las cábalas sobre un nuevo pronunciamiento de la banda circulan desde hace días. La inminencia de unas elecciones en las que Batasuna quiere estar presente refuerza esta tesis. Se suma el desconcierto que provocó ETA al romper el alto el fuego sin previo aviso. El comunicado que siguió al bombazo despistó más, ya que los terroristas hicieron como si nada hubiera pasado. Eso sí, amenazaron con "responder" si el Ejecutivo no satisfacía sus demandas.

APUESTA AMBIGUA Las fuentes consultadas, tanto en el Gobierno como en el PSOE y en el PNV, creen que la banda volverá a quedarse corta en su apuesta por reeditar el proceso de paz. Desde el Ejecutivo se espera un gesto que los etarras considerarán muy avanzado, pero que a los demócratas les seguirá sabiendo a poco. El PNV recuerda que la banda siempre se queda por debajo del mínimo exigible. Por una vez, el PP está de acuerdo, pero ya reprocha a Zapatero que haya "ordenado" al fiscal que renuncie a juzgar a Arnaldo Otegi para lograr a cambio un "balón de oxígeno" de ETA.

Hasta ahora, Batasuna se ha resistido a condenar la violencia y solo ha hecho pequeños desmarques. Todo apunta a que intentará estar en las elecciones mediante agrupaciones electorales para evitar el trámite de legalización de un partido.

Durante la tregua, la palabra preferida de Batasuna fue "bloqueo". Y la de ETA, que dejó clara su frustración porque la justicia no se cruzaba de brazos. Otegi fue encarcelado --solo 9 días-- por organizar una huelga ilegal, y declaró ante la Audiencia Nacional cada vez que Batasuna convocaba un acto. La respuesta de ETA fue exigir "el cese de la represión" y que el Gobierno "cumpliera sus compromisos".

"Con violencia, nada de nada", respondió Zapatero a la muestra de fuerza que supuso el robo de 350 armas en Francia. Ante esta disyuntiva ETA eligió, y Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate perdieron la vida.

El Gobierno nunca ha reconocido oficialmente reuniones de sus emisarios con los terroristas. Aunque, de forma discreta, admite al menos dos, preliminares y de corto alcance. Mariano Rajoy pasó del apoyo inicial a marcar unas líneas rojas que dificultaban los planes trazados por Zapatero. Una era la exigencia de que el PSE no se reuniera con Batasuna. Patxi López y Otegi lo hicieron en julio y el PP habló de "rendición" y sacó a la AVT a la calle. Ocho protestas han ahondado la división. La última, por el traslado a Euskadi de Iñaki de Juana Chaos, una de las piedras en el camino que al Gobierno le han salido más caras.