La mejora de la gestión cinegética de las fincas en las que habita el ciervo ibérico se ha convertido en un reto, fundamentalmente desde el punto de vista sanitario, para evitar la propagación de enfermedades como la tuberculosis. Una investigación desarrollada en la Universidad de Extremadura echa por tierra algunas de las tradiciones históricas que rigen en muchas explotaciones cinegéticas y plantea medidas para avanzar.

Leticia Castillo, investigadora del departamento de Anatomía, Biología Celular y Zoología de la Uex, ha abordado en su tesis doctoral los efectos de los manejos cinegéticos en las poblaciones de ciervo ibérico, desarrollando indicadores y procedimientos para la evaluación de la calidad cinegética. El trabajo ha sido dirigido por el catedrático Juan Carranza y por el investigador Pedro Fernández. Para ello, ha visitado cerca de 20 fincas entre la Sierra de San Pedro y el Parque Nacional de Monfragüe.

Castillo ha querido desmitificar algunas de las tradiciones sobre las que se erigían los manejos cinegéticos que carecían de fundamento científico. El estudio se ha dividido en tres partes que hacen referencia a las tres funciones vitales de todo ser vivo: supervivencia, donde se han muestreado 560 animales; desarrollo, en la que se han analizado cerca de 200 desmogues (las cuernas que se caen); y reproducción.

En la fase de supervivencia, ha observado que los manejos cinegéticos tienen un importante efecto en la salud de los ciervos. Situaciones que favorecen la agregación de animales, la alimentación suplementaria o un bajo número de charcas pueden propiciar el desarrollo de patologías como la tuberculosis o cargas parasitarias.

LA ALIMENTACION Castillo destaca que lo importante en los manejos es el modo en el que se lleven a cabo. Por ejemplo, la alimentación suplementaria es necesaria porque en determinadas épocas, como al final del verano, el alimento escasea y se debe suministrar. Pero, si esa aportación no se realiza adecuadamente, puede provocar consecuencias negativas: una alta agregación de animales supone transmisión de enfermedades, más peleas y roturas de cuernas. Estos inconvenientes se podrían solucionar, asegura, si se emplearan comederos fijos e integrados en el ambiente que siempre dispusieran de alimento. Así, el ciervo podría acudir siempre que lo deseara y no comer con ansia cada vez que se produjera el suministro de alimento, hecho que evitaría además la agregación. También recomienda elevar los comederos del suelo, para que otros animales, como los jabalíes, no logren acceder.

Otro manejo, como el tratamiento antiparasitario, que en principio se creía positivo, se ha demostrado que tiene el efecto contrario porque para administrarlo se necesita la agregación de animales, lo que favorece la transmisión y el aumento de cargas parasitarias.

En cuanto a las charcas, el primer paso, según la investigadora, es estimar cuántas son necesarias en relación a la extensión de la finca. Entonces hay que determinar si se deben construir más o preparar las que ya existen. En verano o periodos de sequía, hay que hacer un seguimiento del nivel del agua, para evitar que los ciervos beban del barro, donde existe cantidad de bacterias y parásitos y se eleva el riesgo de contaminación.

En la etapa de desarrollo, ha estudiado la calidad de las cuernas como un carácter que se renueva cada año, a través de los desmogues (cuernas que se caen). Los resultados varían dependiendo de las condiciones ambientales, ya que las cuernas se caen en primavera y crecen en meses sucesivos.

El trabajo de investigación presenta de manera innovadora el empleo de ultrasonidos para determinar de un modo riguroso la calidad de las cuernas, en contraposición a métodos tradicionales donde se realizaba a través del peso y las medidas. Se trata de un procedimiento objetivo que goza de multitud de ventajas, por lo que se va a proponer su uso a la Junta de Homologación deTrofeos de Caza.

En la fase de reproducción, Castillo ha estudiado como factores ambientales pueden modificar el periodo de berrea.

Los resultados de la investigación podrían constituir una Norma de Calidad Cinegética, facilitando la gestión y la calidad de las poblaciones de ciervo ibérico.