La misma empresa que trajo la esperanza a Burguillos del Cerro hace casi un año se la ha ido quitando con el paso de los meses. La multinacional canadiense Fairmont Resources anunció en abril del 2016 su intención de comprar Granitos de Badajoz (Grabasa), la industria de granito que durante más de 30 años ha sido uno de los principales referentes del sector de la roca ornamental de Extremadura y que lleva cuatro años cerrada tras no superar el concurso de acreedores iniciado en 2009.

Tras presentar el proyecto de compraventa, la firma canadiense depositó el pasado mes de junio en el juzgado de lo Mercantil de Badajoz 150.000 euros como garantía de compra, sin embargo, la adquisición continúa sin hacerse efectiva. La empresa ha pedido prorrogar el plazo de pago dado hasta en tres ocasiones y la juez ha ido concediéndole más tiempo pero la financiación sigue sin llegar mientras el tiempo pasa y el escepticismo crece en este pueblo pacense.

Tras ese primer ingreso en junio, la multinacional contaba con un plazo de tres meses para ingresar el resto del dinero pendiente, más de 2,5 millones de euros. La firma, que preside Michael Dehn, aseguró entonces que tenía problemas para lograr financiación ante el panorama de incertidumbre político nacional -entonces se hablaba de la posibilidad de unas terceras elecciones nacionales- e internacional tras el Brexit en Reino Unido.

Con este argumento, la empresa solicitó una primera prórroga para depositar el dinero y cerrar la adquisición. La juez se la concedió y le dio dos meses más, hasta octubre, «en aras del interés del concurso». Transcurridos esos dos meses, el juzgado fijó una nueva fecha para culminar la operación: el 31 de diciembre. La multinacional aseguró entonces a este diario que había estado a punto en varias ocasiones de reunir todo el dinero necesario «pero los inversores se han echado atrás a última hora», dijo, aún así insistió en que tenía a la vista varios inversores interesados. Sin embargo, tampoco llegó el dinero antes del 31 de diciembre y la empresa volvió a pedir un nuevo aplazamiento. Se le concedió la tercera prórroga: hasta el 22 de febrero. Ese día es mañana y de momento -al menos hasta ayer- el dinero sigue sin depositarse en el juzgado ni la empresa se ha personado en el mismo, según ha podido saber este diario.

La decisión final sigue estando en manos del juzgado, que podría volver a ampliar el plazo o, en su defecto, revocarle la condición de adjudicatario. Esto supondría terminar el proceso de liquidación de Grabasa con la venta de sus activos, si no aparece un nuevo inversor solvente que quiera adquirir la totalidad de la unidad productiva y no ha habido muchos desde que la industria entrara en liquidación, en el 2012. Si no se vende en su conjunto, los activos se podrían liquidar de forma separada e incluso salir a subasta. En cualquier caso esta opción supondría el desmantelamiento de Grabasa.

En el pueblo cada día que pasa crece la decepción y dudan de que la empresa de granito vuelva a resurgir como se anunció alimentando la esperanza de los trabajadores. Creen que Fairmont se ha aprovechado de Grabasa.

Fuentes conocedoras apuntan a que si finalmente no llega el dinero hoy o mañana, la firma canadiense habría podido utilizar esta fábrica con el fin de incrementar el valor de sus acciones. De hecho, sus acciones han pasado de valer 0,03 céntimos en marzo del 2016 (antes de anunciar la operación de compra) a 0,14 céntimos actualmente. Además, sus alusiones a Grabasa son constantes en cada comunicado o nota de prensa que difunde, incluso en su página web reza actualmente junto a una imagen de la empresa extremeña este texto: «Fairmont firma el acuerdo para adquirir la mayor dimensión de piedra producida».

En el último comunicado, fechado el pasado 23 de enero, la compañía canadiense insiste en que está «en el proceso de comprar los activos de Grabasa en España que incluyen 23 canteras y 40.000 metros cuadrados de instalaciones de granito finalizado ». Sin embargo. el dinero no llega.

La multinacional no respondió ayer la petición de este diario. Desde el primer momento ha mantenido el mismo interés por comprar Grabasa aunque ha reconocido que no disponía de la financiación suficiente. Su intención inicial era quedarse con las instalaciones de Burguillos, así como con las 23 canteras de granito con el fin de reactivar la actividad. Quería primero vender las existencia de granito acumuladas y después retomar la explotación y una actividad normalizada.

Fairmont aún tiene dos días para cumplir estas expectativas y el juzgado para decidir el futuro de esta industria extremeña.