El presidente del Gobierno, José María Aznar, ha comprometido la participación de fuerzas militares españolas en la guerra de Irak.

Tal cual lo plantearon ayer fuentes de la Moncloa, al revelar que España formará parte de una futura coalición internacional, como la que se formó en 1991 para la guerra del Golfo, si se logra un consenso en la ONU para aprobar una nueva resolución del Consejo de Seguridad que constate el incumplimiento de las exigencias de desarme de la ONU por parte del régimen de Sadam Husein. Esas mismas fuentes reiteran la postura de Aznar de que esa segunda resolución es preferible "políticamente", pero no es imprescindible para legitimar el uso de la fuerza contra Irak porque --tal y como sostiene el presidente norteamericano, George Bush-- la 1441, ya lo prevé, al advertir de las "graves consecuencias" que conllevaría la violación continuada de las obligaciones de Bagdad.

Por tanto, si EEUU decide atacar Irak sin que se apruebe una nueva resolución de la ONU, España participaría de la ofensiva.

GUERRA LEGITIMA

La mayor parte de la comunidad internacional y la inmensa mayoría del Consejo de Seguridad consideran que una acción así no gozaría de la legalidad emanada de la ONU, pero los más fieles seguidores de Washington estiman que no es necesaria una luz verde explícita para el ataque, a pesar de que se trataría de una "guerra preventiva" sin fundamento ninguno en la Carta de la ONU.

Además, ya no cabe duda de que el propósito de Bush es derrocar a Sadam y hacerse con el Gobierno de Irak, un objetivo militar que es ilegítimo según todas las normas internacionales. Ayer, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, reconoció: "Lo único que preocupa al presidente es el desarme total de Irak, y el cambio de régimen en Irak". Después, recordó: "El presidente siempre ha dicho que no vamos a dejar a la misma gente al cargo de Irak". Por consiguiente, EEUU se dispone a emprender una guerra de conquista para la que ninguna resolución le autoriza.

RESOLUCION Y MEMORANDO

No obstante, el Reino Unido presentó ayer noche el borrador de una nueva resolución, copatrocinada por España, en la que se sentencia que el informe de desarme de Bagdad contiene "falsas declaraciones y omisiones" y el Consejo de Seguridad "decide que Irak no ha aprovechado su última oportunidad". El texto tiene la intención de dar cobertura a la invasión de Irak --para la que Washington y Londres han movilizado un cuarto de millón de soldados-- y la Casa Blanca ha subrayado que deberá ser votado en un par de semanas (probablemente el 10 de marzo), coincidiendo con el momento en que ese ejército esté en disposición de atacar.

Ante esa enérgica ofensiva belicista, Francia, Alemania y Rusia contratacaron con un memorando en el que proclamaban --también ante el Consejo-- que "en estos momentos no existen condiciones para el empleo de la fuerza contra Irak" y recordaban que "la opción militar no debe constituir más que el último recurso".

Tras una cumbre en Berlín con el canciller Gerhard Schröder, el presidente francés, Jacques Chirac, fue contundente: "No vemos, en este contexto, ninguna razón para cambiar nuestra lógica, que es una lógica de paz, y bascular hacia una lógica de guerra".

BANDOS ENFRENTADOS

Así que las espadas están en alto, entre dos bandos enfrentados: EEUU, el Reino Unido (con veto) y España quieren ir a la guerra, y Francia, Rusia (con veto) y Alemania parecen decididos a impedirlo. Tampoco ha sido convencida China (la quinta potencia con derecho de veto) de las tesis belicistas e insiste en dar más tiempo a las inspecciones de desarme.

Washington está tratando de desempatar con los votos de los otros países y --tras haber ganado el apoyo de Bulgaria-- ha enviado emisarios a México, Angola, Camerún y Guinea Conakry, todos ellos opuestos a la guerra. Bush ha telefoneado al presidente chileno, Ricardo Lagos, que se había manifestado partidario de la paz. EEUU también puede aplicar una presión casi intolerable al régimen paquistaní de Pervez Musharraf, quien en principio se opone al ataque. Finalmente, Siria se ha negado a avalar una ofensiva.

El enfrentamiento entre los aliados ha vuelto a resquebrajar la cohesión de la UE, donde ayer discutieron los ministros de Exteriores francés, Dominique de Villepin, y británico, Jack Straw.

Todo indica que antes de que el Pentágono rompa las hostilidades en la región del Pérsico, va a librarse una dura batalla en la arena diplomática internacional que no será del todo incruenta.