La ruptura entre Gianfranco Fini y Silvio Berlusconi, cofundadores del conservador partido de la Libertad (PDL) que sustenta el actual Gobierno, se consumó ayer de una manera en apariencia blanda, pero que comportará consecuencias para la mayoría parlamentaria y para el Ejecutivo, que probablemente no podrá concluir la legislatura en el 2013. Fini, que es también presidente del Congreso, ha recibido una "censura severa" por "haberse colocado fuera del partido".

El documento final afirma que "sus principios son incompatibles con los que inspiran el PDL" y que ahora "se plantea el problema de su cargo de Presidente del Congreso, ya que para el PDL no representa la función de garantía para la mayoría que ganó las elecciones". Tres de sus lugartenientes han sido emplazados frente a la comisión de arbitraje del PDL. Se trata de los diputados Italo Bocchino, Carmelo Briguglio y Fabio Granata, que podrán ser suspendidos o expulsados, por haber puesto en entredicho, junto a Fini, la manera poco democrática, según ellos, con la que Berlusconi administra aquella formación política. Contra la decisión que tomen los árbitros podrán presentar recurso ante la justicia civil, prolongando por meses la crisis interna del partido.

El primer ministro, Silvio Berlusconi, aseguró ayer que Fini "era un partido dentro del partido del PDL" y añadió que "en algunos casos, sus posiciones estaban más en sintonía con la izquierda que con el PDL".

ZANCADILLAS CONSTANTES La fusión entre el partido de Berlusconi, Forza Italia (FI), y Alianza Nacional (AN), liderada por Fini, tuvo lugar en el 2008. Pero el matrimonio político no ha funcionado, porque Fini apuntaba a una integración de ambas formaciones, mientras que Berlusconi pareció intentar únicamente una anexión de AN. Desde entonces los flechazos y zancadillas han sido continuos.

En las últimas semanas, Fini ha denunciado que en el partido se plantea una "cuestión moral". Fue después de que la magistratura destapase una serie de casos de corrupciones, vinculadas a la Protección Civil, a los grandes eventos nacionales y al terremoto de l´Aquila. Ultimamente, se descubrió también una "sociedad secreta" de tipo masónico y especializada en negocios con dinero público, en la que estaban los más altos directivos berlusconianos y varios jueces.