El rostro de Carla Bruni, la primera dama francesa, ha acaparado tantas páginas en la prensa británica como el de su marido, Nicolas Sarkozy. Si la visita de Estado del presidente francés ha levantado tanta expectación es en parte gracias a su mujer, de quién se ha subrayado la preparación a conciencia que ha hecho para adaptarse a la etiqueta de la corte real.

Sobre este tema, los medios han recordado que Bruni está más preparada para las ocasiones de gran protocolo que su marido, dado el ambiente en el que se crió. Hija de un industrial italiano y una cantante de ópera, Bruni está acostumbrada desde pequeña al mundo de la opulencia y de las celebridades. Entre sus pasadas conquistas se halla un caballero inglés, Sir Mick Jagger, el líder de los Rolling Stones. La cantante y exmodelo dejó su imagen rockera en París, y aterrizó en Heathrow con un sobrio abrigo gris y una pequeña boina a conjunto que le confería un aire que los medios han calificado de estilo Jacqueline Kennedy.

Pero no ha conseguido dejar atrás la polémica después de que se diera a conocer esta semana un retrato suyo desnuda. La foto, tomada hace más de una década, será subastada en Nueva York. Quien tampoco está acostumbrada al ceremonial que comporta ser primera dama es Sarah Brown, la esposa del primer ministro. Ambas comerán hoy juntas mientras sus maridos se reúnen. Es probable que Sarah Brown, que no es amante de los focos, sienta cierto alivio ante la certidumbre de que no es a ella a quién buscarán las cámaras.