El presidente de EEUU, George Bush, trató de acallar ayer las crecientes y peligrosas acusaciones de los aspirantes demócratas a desbancarle de la Casa Blanca, sobre su manipulación de los datos de los servicios de espionaje para justificar la guerra contra Irak, anunciando la formación de una "comisión independiente con miembros de los dos partidos" que investigará cómo se llegó a la conclusión de que el régimen de Sadam Husein disponía de armas de destrucción masiva, argumento de Bush para atacar a Irak.

"Quiero conocer todos los hechos", dijo ayer Bush al explicar que establecerá la comisión "para analizar dónde estamos y qué podemos mejorar para luchar contra el terror". Fue un drástico cambio de postura del mandatario estadounidense, dada su resistencia previa a aceptar una investigación independiente sobre la información del espionaje acerca de Irak, antes de la guerra. Pero la necesidad de privar a los demócratas de una potente arma electoral --la denuncia de que exageró los datos sobre las armas de destrucción masiva de Irak para lanzar la guerra--, sumada a las presiones de su propio partido --el republicano-- y del exjefe de inspectores de armas de EEUU, David Kay, forzaron su marcha atrás.

UN AÑO Y MEDIO Aún así, Bush se guardó una carta en la manga, pues no se espera que la comisión emita sus conclusiones hasta después del 2 de noviembre, cuando se juega la reelección. Las primeras estimaciones indican que harán falta unos 18 meses para que la comisión concluya su trabajo y el presidente eludió pronunciarse sobre la posibilidad de dar a los ciudadanos una explicación, antes de las elecciones, sobre el uso de información errónea del espionaje para lanzar una guerra que ha costado ya más de 500 vidas de soldados estadounidenses y 180.000 millones de dólares (unos 143.000 millones de euros, casi 24 billones de pesetas).

"Sabemos que Sadam tenía la intención y la capacidad para causar grandes daños, sabemos que era un peligro, mató a miles de personas", insistió Bush defendiendo el ataque contra Irak. Además, trató de presentar el trabajo de la comisión "en un contexto más amplio", para prevenir la proliferación de armas de destrucción masiva. Por ello, la comisión no se limitará a la información sobre Irak, sino que también revisará la obtención de datos sobre países como Corea del Norte o Libia y sobre grupos terroristas como Al Qaeda, que son una amenaza para EEUU.

Aunque la comisión será independiente, la Casa Blanca tendrá cierto control sobre ella al establecer las normas de su funcionamiento y nombrar a sus nueve miembros. Bush indicó que consultaría con David Kay antes de elegir a sus componentes y se espera que siga el modelo de la comisión Warren, que investigó el asesinato del presidente John F. Kennedy en los años 60.

LAS CIFRAS El presidente se enfrentó también ayer a la difícil presentación de su presupuesto de 2,4 billones de dólares para el año próximo que, pese a prever un déficit récord --521.000 millones de dólares--, aumenta un 10% los fondos para seguridad nacional y un 7% los gastos de Defensa, a base de recortar numerosos programas nacionales.

Bush explicó sus prioridades --"ganar la guerra al terror, proteger a la patria y reforzar la economía"--, pero los demócratas, en boca del senador Edward Kennedy, anunció una dura batalla para su aprobación. "Es el presupuesto más antifamilia, antitrabajador, antisanidad y antieducación de la era moderna", proclamó el senador.