El informe del Consejo de Europa acusa a Polonia y a Rumanía de haber albergado en su territorio centros de detención secretos y de haber servido de puntos de descarga de detenidos en vuelos nocturnos. En el caso de Polonia se utilizaba el antiguo aeropuerto militar de Szymany, en el norte del país, situado cerca de Stare Kiejkuy, uno de los centros clave de los servicios de inteligencia polacos. En Rumanía, las entregas de prisioneros se hacían en el aeropuerto de Timisoara.

La institución considera que existe un centro de detención clandestino en Kosovo, bajo control de la OTAN, que constituye un "agujero negro", cuyo acceso está expresamente vedado a los representantes del Consejo de Europa y del Europarlamento.