Resulta que Tayyip Erdogan me declaró terrorista porque escribía y hablaba en su contra, y avisó a la Interpol para que me capturaran y me entregaran. Las autoridades españolas, por lo tanto, me detuvieron y me encarcelaron. Esperaría que el Gobierno de Suecia, país al que llegué como refugiado político y del que ahora soy ciudadano, protegiera decididamente su propia soberanía y sus valores democráticos. Escribo esta carta ante la demanda de los compañeros de la revista Odak y del Movimiento de Educación y Solidaridad [Eğitim ve Dayanışma Hareketi en turco], para informar al público sobre lo que estoy viviendo.

LA DETENCIÓN

El jueves 3 de agosto del 2017 tenía que volar desde el aeropuerto de Barcelona. En el control de pasaportes, justo antes de ir a las salas de espera, supe que constaba en la lista de la Interpol. Los policías me llevaron a su oficina, que estaba justo detrás.

Faltaban unas cuantas horas para el vuelo. Pensaba si podría seguir con el viaje o no. Los policías hablaron entre ellos un rato y llamaron a alguien de fuera de la oficina. Después, un policía me dijo "Me parece que pasarás la noche aquí". Me preocupé por si perdería el vuelo y tendría que atrasar mi trabajo. Al cabo de un rato firmé un documento donde se explicaban mis derechos y donde se exponía que estaba detenido.

Ya había avisado por mensaje a algunos amigos de que me habían retenido. Después de avisarles sobre la detención, la policía me pidió que apagara el móvil. Me preguntaron en qué lengua quería la traducción, dije que en sueco. Cuando los policías dijeron que no habían podido encontrar ninguno, la pedí en inglés. No pedí un traductor en mi lengua materna porque me preocupaba que el gobierno de AKP pudiera enterarse de mi situación y me perjudicara.

La misma noche vinieron el traductor y el abogado de oficio. La policía había comprobado por qué me buscaban y si tenía antecedentes penales en Europa. Uno de ellos dijo "No estoy seguro, pero quizás mañana te dejarán libre". Y el abogado dijo "No creo que te extraditen a Turquía". Desde entonces, no he vuelto a ver aquel abogado.

Primero me querían poner en la misma celda que otras personas. Después de cambiar de lugar unas cuántas veces, me pusieron en una celda individual donde debía pasar la noche.

Si no me equivoco, esa misma noche me hicieron hablar con dos personas de mediana edad vestidos de calle. Iniciaron la conversación diciendo "Si no quieres, no nos tienes que responder". La persona que me hacía la mayoría de preguntas, que parecía relativamente más grande, hablaba sólo en castellano -o quizás en catalán-. Me dijeron que me acusaban de ser miembro del Movimiento de Resistencia del Partido/Frente de Liberación Popular de Turquía [THKP-C en sus siglas en turco] y que yo tenía que saber que aquella organización estaba catalogada como organización terrorista. Me hicieron preguntas sobre el THKP-C, la secta de los Gulenistas, el intento de golpe de estado del 15 de julio y por qué había venido a Barcelona.

Les dije que había venido a Barcelona por vacaciones, que no era miembro de ninguna organización ilegal ni clandestina, que era un escritor y activista socialista. Me sorprendió que me preguntaran si tenía relación con la izquierda española. ¡No tenía ninguna, de relación, desgraciadamente! La persona que no hablaba inglés suspiró diciendo "Si el gobierno turco te reclama, tienes un gran problema". Muchos militantes y activistas que últimamente me he encontrado por Europa ya me habían dicho que estaban en la lista de la Interpol. Los interrogadores me dijeron, de forma rebuscada, que tenían curiosidad por los motivos específicos de mi viaje a Barcelona.

El tribunal se reunió hacia el mediodía. Al principio estaba previsto que lo hiciera a las 9 de la mañana. Me hicieron comparecer, a través de videoconferencia, ante un juzgado que se encontraba en Madrid. No recuerdo qué vi en el vídeo. Aquella mañana, me habían vuelto a preguntar por mi preferencia en cuanto al traductor y dije que "sueco". Tuvimos dificultades para entendernos con el traductor, que hablaba con acento castellano. Yo estaba muy nervioso. A él también se le notaba la voz nerviosa. Debía de ser por la confusión, porque también había venido un traductor de inglés. Después de prestar declaración le pregunté "¿Cómo me ha traducido al castellano?”. Me respondió: "No lo he escuchado".

Después de una larga espera, llegó la resolución. El traductor inglés perdió el ánimo. "El tribunal está convencido de las acusaciones, te han detenido", dijo. Al salir de la sala con la policía, el traductor me resumió la resolución.

LLEGADA A PRISIÓN Y RECUERDOS DE TORTURAS EN TURQUÍA

Los dos agentes de policía, una mujer y un hombre, que me trajeron a la prisión después de la decisión judicial, parecía como si pertenecieran al sistema judicial de otro país. O quizás me lo pareció porque estaba muy preocupado. Eran extremadamente fríos. No recuerdo ni si nos miramos a los ojos. O bien, tenían una mirada mecánica y deshumanizada. Me esposaron por detrás. Antes, me habían llevado esposado por delante. Las esposas me molestan, aunque estén puestas por delante. Lo asocio con lo que viví en Turquía.

En el año 1990, cuando la policía me detuvo, me dejaron inconsciente después de haberme golpeado dentro del coche. Cuando recuperé la conciencia, estaba en la comisaría de asuntos políticos que, entonces, se encontraba en Gayrettepe. Me habían sentado de espaldas, esposado por detrás. Así permanecí estirado un rato, hasta hacerme daño en las muñecas. Cuando acababan de torturarme, me sacaban las esposas durante breves momentos para poder orinar. Recuerdo que aquella tortura duró una semana y me creó daños permanentes en el hombro y una molestia extrema en las muñecas.

En el año 1995 sufrí otro tipo de tortura durante otra detención, que consistía en colgarme en la horca esposado por detrás. Debe de ser por eso que las manos se me duermen fácilmente, también en circunstancias normales, y que me resulta cómodo unirlas por detrás.

"Las esposas me hacen daño, ¿no podéis esposarme por delante?" les pregunté. La mujer policía me dijo, de una manera indiferente y autoritaria, "protocolo de Catalunya". Así me trajeron a prisión, en la parte de atrás del coche patrulla. Delante se oía la radio, y los policías charlaban alegremente. Durante el camino, que me pareció que duraba una media hora, me preocupé seriamente por las muñecas y los hombros.

Me hicieron esperar dentro del coche durante unos diez minutos más frente a la entrada de la cárcel. Cuando me sacaron del coche les pregunté "¿Por qué habéis actuado así?" y me dirigí al agente de policía "¡Además eres una mujer!", le dije. No me contestó. Cuando se dio cuenta de que intentaba leer el número de su uniforme, reaccionó diciendo "Toma, toma, me da igual".

LA CÁRCEL

Después de haberme llevado a prisión, en la entrada, fui golpeado por los guardias. Recibí la "formación básica" sobre cómo me tendría que comportar. Esto me causó ansiedad durante algunos días (*).

Me ingresaron en prisión el viernes 4 de agosto. Hasta el lunes no me dejaron comprar papel y lápiz. Un joven que habían puesto en mi celda el día siguiente de mi ingreso me dijo que lo habían esposado por delante.

El miércoles fue un día feliz. Aquel día, me visitó una funcionaria del consulado sueco (era el primer encuentro con el consulado) y me escuchó. Le expliqué mis quejas, los maltratos que sufrí. Vino David, que desde entonces sería uno de mis abogados catalanes. A partir de aquel día la actitud del personal de la prisión mejoró mucho. A pesar de que la relación era entre preso y responsables de la prisión, la interacción se convirtió en algo más humana.

La burocracia y la jerarquía de la prisión de Barcelona son muy parecidas a las relaciones que existen en las prisiones de Turquía. Aquí hay acceso a servicios sanitarios, oportunidades sociales y culturales para los presos. Por razones de seguridad no puedo aprovechar gran parte de estas oportunidades. Por la misma razón me dejan salir al patio sólo durante breves periodos, además, el patio es muy estrecho. De todos modos, en la sección de los presos que han ingresado hace poco no hay patio. Por otro lado, en los Módulos del 1 al 4 es impresionante su patio ancho, la biblioteca y las vistas bonitas de la montaña que se ve delante. En el patio, se puede jugar al fútbol o al baloncesto, o se pueden hacer actividades físicas de equipo o individuales. El quiosco está abierto cada día para comprar algunas cosas. Las comidas son buenas y deliciosas. Todo está muy limpio. También hay posibilidades de formación y trabajo. Cómo he estado en los Módulos 1 y 3, lo he visto, y también he preguntado por algunas posibilidades. Aún así, me pareció difícil la posibilidad de crear efectos positivos y permanentes sobre las personas, porque, al final, es un sistema que se basa en el miedo. Además, creo que una buena parte de las personas salen de aquí con una carrera criminal.

ME RESULTA DIFÍCIL CREER A LAS AUTORIDADES ESPAÑOLAS

España sabía que traía el carné de identidad de Suecia, por lo tanto, sabían que tenía la nacionalidad sueca. No era difícil imaginar que hacía muchos años que vivía en Suecia y que me señalaron porque estaba en contra de Erdogan, con palabras y artículos. Aún así, me arrestaron y detuvieron. Si España realmente tuviera dudas de que hubiera llevado a cabo actividades consideradas terroristas según la ley, me habrían investigado en Suecia y me enviarían allí. Erdogan no es el rey de todos los países, de la Interpol tampoco. Erdogan es conocido mundialmente por su intolerancia extrema contra la prensa independiente y crítica con él. Me sorprendió que España ayudara a Turquía en este asunto.

Reclamando mi captura a la Interpol, Erdogan está atacando la soberanía de Suecia y los sistemas sueco y europeo. Porque yo vivo en Suecia, y en Suecia se aplican las leyes suecas. Tengo curiosidad de ver cómo ha reaccionado Suecia ante este desprecio de Erdogan.

Llegué a Suecia en el 1985 y pedí asilo político. Más adelante, obtuve la nacionalidad sueca. No he hecho ninguna actividad considerada ilegal ni en Suecia ni en Europa. Considero contrario a los derechos humanos que España me encarcele por mis actividades políticas -que Suecia las reconoce como legales-, que me prive de mi trabajo, que limite mis relaciones con el mundo a un nivel mínimo y se prepare para extraditarme a Turquía.

LOS MOTIVOS DE LA DETENCIÓN

Los motivos mencionados para mi detención consisten en ser, supuestamente, miembro -incluso secretario general- del Movimiento de Resistencia THKP-C, dirigirlo a través de internet, redes sociales y teléfono, hacer propaganda del terrorismo escribiendo en la revista Odak y trabajando en el Movimiento de Educación y Solidaridad, acusaciones que son falsas.

Hasta donde yo sé, no existe ninguna organización llamada Movimiento de Resistencia THKP-C. La organización que se llamaba THKP-C no está activa desde el 1972. El líder del THKP-C era Mahir Çayan, que es admirado por millones de personas. Es imposible que yo sea su secretario general y no puedo serlo porque en el 1972 yo todavía no tenía pensamientos de izquierdas. El hecho de que yo admire Mahir Çayan no es una muestra de que yo sea miembro del THKP-C. También admiro Espartaco, Pir Sultan Abdal, Castro, Guevara, Deniz Gezmiş, Hüseyin İenano e Ibrahim Kaypakkaya.

El Movimiento de Resistencia es una organización diferente que tiene su propia ideología libre. Me gusta la línea revolucionaria del Movimiento de Resistencia, que une el humanismo y la resistencia libertaria. Dicho esto, el Movimiento de Resistencia no es una organización terrorista y tampoco acepto la acusación de ser miembro de ninguna organización considerada terrorista.

Soy un autor de la revista Odak, publicada legalmente, y el coordinador del Movimiento de Educación y Solidaridad. Soy un luchador por la libertad que utiliza herramientas y métodos pacifistas. Apoyo todas las resistencias contra la atrocidad, es decir, apoyo todas aquellas que se basan en las herramientas y los métodos humanistas y libertarios. Ninguna de estas luchas es terrorismo. En la página de la revista Odak pone: "La resistencia contra la atrocidad es un derecho". Resistir contra la atrocidad es un requisito para ser humano, ser un individuo libre y ser un ciudadano.

¿Las autoridades que me acusan pueden demostrar qué actividad terrorista y a quien he dirigido, por ejemplo, durante los últimos quince años? ¿Quién ha llevado a cabo qué acción "terrorista" y dónde, debido a mis "órdenes" o mi "propaganda"? Además, tampoco creo que sea posible dirigir actividades ilegales o clandestinas por internet o por teléfono.

El tema es que soy un activista que Erdogan considera perjudicial para su poder. Se habían iniciado procesos judiciales contra nuestra revista por insultar Erdogan, porque mis artículos criticaban a Erdogan y a sus generales. Erdogan lo hace siempre, para acallar la prensa de la oposición. ¿Por qué la Interpol y los otros gobiernos tienen que apoyar a Erdogan en este asunto?

ME SIENTO ORGULLOSO DE SER EL BLANCO (TARGET) DE LOS OPRESORES

Empecé a luchar cuando era un estudiante de la Academia Militar de Turquía, en el 1975. Cómo me consideraban responsable de militancia socialista dentro del ejército, recibí reacciones del poder desde entonces.

Los generales del golpe de Estado me consideraban un traidor y me odiaban. Mi dedicación emocionada y sincera en la lucha generó el odio de los jefes de policía fieles a aquellos generales. Me querían ejecutar, pero en el 1980 huí de la prisión y durante mucho tiempo viví como un fugitivo. Así pues, a ojos de los opresores me convertí en una persona todavía más infame. Presionaron constantemente a mi entorno para aislarme. Para castigarme, estuvieron tomando declaraciones con el uso de la fuerza tanto a personas que conozco como a otros que no.

Aún así, me pudieron condenar por primera vez en el 1998. Me condenaron por ser el líder de una organización que nunca ha existido, el "THKP-C Tercera Vía". El primer tribunal no me consideró culpable, pero debido al recurso del fiscal se repitió el juicio, aunque tampoco fui condenado. Aún así, la Asamblea General del Tribunal Supremo de Apelación "recomendó" sancionarme con el castigo más grande posible. El tribunal no pudo resistir la presión y en el 1998 me condenaron a pena de muerte, la cual después fue conmutada por cadena perpetua. En vez de evidencias se basaron en acusaciones sin fundamentos. Los que me acusaban también tenían que ser condenados, pero resultaron absueltos. Después me condenaron una vez más por un procedimiento sobre el Movimiento de Resistencia, basándose en declaraciones tomadas bajo torturas.

Ahora las autoridades españolas se encuentran en una situación parecida. Me quieren castigar sin que haya ninguna acción a castigar. Resulta que una persona que se encuentra acusada de ser miembro de esta supuesta organización ha dicho que yo soy el "secretario general". Incluso dijeron que estoy controlando la organización desde Francia. Pero yo vivo en Suecia. No creo que esta persona fuera condenada por ser miembro de esta organización. Lo más probable es que ni existiera esta declaración. Me están castigando de este modo.

En Turquía, la justicia nunca ha sido independiente. El AKP conserva todas las cosas malas de los gobiernos anteriores y, además, las está aumentando. El Estado está bajo el control de una sola persona. La justicia decreta sentencias basadas en declaraciones de "testigos secretos." La justicia depende de Erdogan, que me quiere castigar y hace que la Interpol me persiga, sin ninguna evidencia material, ni actividad ilegal. España es utilizada como un instrumento en esta injusticia.

El Movimiento de Educación y Solidaridad, perseguido por Erdogan, empezó sus actividades en 2005 con una iniciativa completamente legal de la revista Odak, en Turquía y en Europa. Cuando este movimiento empezó a desarrollarse, la presión sobre nuestros compañeros y nuestro entorno en Turquía aumentó. Para romper mis vínculos con los compañeros, el gobierno de AKP empezó de nuevo con sus acusaciones de terrorismo contra mí. Algunos compañeros fueron detenidos en varias ciudades bajo acusaciones de terrorismo, y fueron amenazados y encarcelados; a pesar de que sólo habían participado en actividades y manifestaciones legales y abiertas. Nuestro centro cultural de Kadikoy en Estambul se cerró por estas presiones. Atemorizaron nuestro entorno y suprimieron nuestras actividades.

Seguimos resistiendo contra sus intenciones de reducir nuestro entorno a actividades clandestinas e ilegales, mediante la privación de todas nuestras posibilidades legales. He rechazado los métodos que ellos consideran terrorismo, y continúo rechazándolos.

El AKP tampoco me dejó tranquilo en Suecia. Siempre he sido objeto de intentos muy planificados del AKP para aislarme y hacer mi vida más difícil, especialmente después del año 2009 cuando estaba trabajando en la Universidad de Halmstad y, también, más adelante cuando trabajaba en las ciudades de Laholm y de Falkenberg. Pero no he conseguido pedir protección a las instituciones suecas.

En el año 2017, cuando fundamos la asociación Movimiento de Educación y Solidaridad en Suecia, los partidarios de AKP se organizaron para cerrar nuestra página a Facebook. Volvimos a abrirla. Volvieron a cerrarla. Entonces, tuvimos que abrir una cuenta individual.

Estoy preparado para pagar el precio de nuestros propósitos humanistas y libertarios

El Movimiento Educación y Solidaridad quiere que haya la posibilidad de que se unan todas las fuerzas contra la dictadura de Erdogan. Trabaja especialmente para formar una unión entre los socialistas, los kemalistas demócratas y el movimiento kurdo. En el centro de nuestro objetivo de unidad hay la unión dentro de la izquierda socialista y la renovación revolucionaria. Las ideas de nuestro movimiento están publicadas en un libro. Este también tiene el propósito de ser un manual de acción. El Movimiento de Educación y Solidaridad y la revista Odak nos basamos en la educación emancipadora, las relaciones humanas, las cuales son resistentes y solidarias.

Trabajamos en Suecia, Europa y también en Turquía con el mismo propósito. Sólo en Turquía nuestras actividades han sido consideradas actividades terroristas.

El Movimiento de Educación y Solidaridad que fundamos en Göteburg ya ha organizado varias actividades preciosas. Ahora queremos abrir un local para nuestra asociación. Queremos empezar con clases de bailes folclóricos, teatro, guitarra, fotografía, etc., antes de la inauguración del local. Queremos hacer todo esto con una concepción de la educación alternativa. Y con la misma comprensión estamos preparando una campaña contra la criminalización organizada. Estamos haciendo un llamamiento a todas las fuerzas progresistas a la solidaridad contra los partidarios de Erdogan que intentan ahogar nuestra asociación. El próximo mes en Turquía habrá un juicio contra la revista Odak. Estamos haciendo un llamamiento a todas las fuerzas progresistas para mostrar su solidaridad con Odak.

Erdogan es uno de los dictadores más peligrosos que ha existido en el mundo. Para proteger y fortalecer su poder, intenta encarcelar a sus opositores y echarles de su trabajo. Incluso, da señales de quererlos matar, colgarlos en la horca. Está dispuesto a iniciar una guerra civil para suprimir a la oposición. Soy consciente de lo que me puedo encontrar si me entregan a Turquía. Crecí en el movimiento revolucionario de Turquía, donde el coraje, la devoción y el no tener miedo a la muerte se convirtieron en cultura. Pagué un precio muy alto durante cuarenta años por luchar por la libertad. Si es necesario, lo haré de nuevo. Espero que las autoridades españolas me liberen ya. Espero que el Gobierno sueco proteja los valores democráticos de Suecia. La Interpol tiene que deshacerse de las decisiones políticas de Erdogan. Si hay alguien que tiene que ser buscado, detenido y juzgado, esta persona es Erdogan.

¡No nos rendiremos!

¡Muerte al fascismo y larga vida a la lucha!

¡No pasarán!

*Informé a mi amigo por teléfono, al agente del consulado que vino a hablar conmigo y a mis abogados sobre el maltrato que recibí. También informé a las autoridades de la prisión, que vinieron a hablar conmigo. Para mí es suficiente que se entienda que estas prácticas son incorrectas y que se hayan intentado corregir. Los policías que me encontré se entristecieron al respecto. Decidí no denunciarles y mis abogados, Eva y David, lo comprendieron.