Menos extrovertido que Axelrod, el otro David, de 41 años, dirigió lejos de los focos la campaña para vender el producto perfilado por su amigo y socio. Fue él quien fijó el mapa de la campaña, quien la controló y quien tomó las decisiones clave, como la apuesta por buscar un temprano éxito en el caucus de Iowa que marcara --como así fue-- las primarias. Se va a Washington y seguirá siendo uno de los consejeros más próximos al presidente.