A los 68 años, y seis meses después de salir de la Casa Blanca, el exvicepresidente republicano Dick Cheney, que criticaba los volúmenes de memorias escritos por políticos, ha cambiado de parecer y prepara su propio libro, cuya publicación está prevista para la primavera del 2011, y anticipa un relato plagado de interioridades en el que su jefe, George Bush, no parece que vaya a salir bien parado.

En conversaciones informales que el exvicepresidente está manteniendo con escritores, diplomáticos, politólogos y compañeros para preparar las memorias, de las que ayer daba cuenta The Washington Post , Cheney ha puesto de manifiesto su decepción con Bush, especialmente durante el segundo mandato. "Sintió que Bush se estaba alejando y dice que estaba presionado por la reacción pública y las críticas, era más maleable", ha explicado al diario uno de los participantes en esas conversaciones. "La implicación era que Bush se había endurecido frente a la asesoría de Cheney y mostró una independencia que Cheney no preveía. La doctrina de Cheney era fortaleza férrea --no disculparse nunca, no dar jamás explicaciones-- mientras Bush se movía hacía la conciliación".