El accidentado recorrido de la llama olímpica alimenta el nerviosismo del Comité Olímpico Internacional (COI). Su presidente, Jacques Rogge, expresó ayer su "gran preocupación". Recordó que "sea cual sea la razón, la violencia no es compatible con los valores de los Juegos", y pidió una "solución rápida y pacífica", pero no aclaró a qué se refería.

Rogge está en Pekín en una reunión de tres días con todos los comités olímpicos nacionales, en la que ayer se abordó una cuestión crucial: el margen que tendrán los atletas para manifestar sus opiniones políticas. Los comités europeos quieren que el COI concrete cuáles van a ser los límites a la libertad de expresión de los deportistas.