Cubierta de los pies a la cabeza con un velo negro, la colegiala Shabina Begum sonreía ayer tímidamente ante las cámaras a las puertas del Tribunal de Apelación de Londres. A los 16 años, la estudiante inglesa de origen bangladesí acaba de convertirse en la nueva heroína de los musulmanes que miden el fervor religioso de sus mujeres en metros de tela y centímetros de piel. Shabina sólo muestra manos y rostro y ha ganado una inquietante batalla legal contra su escuela.

Hace dos años, la dirección del colegio público de Luton, un barrio periférico al norte de Londres, le había prohibido vestir en clase el jilbab , la estricta indumentaria impuesta a las mujeres iranís por el régimen de los ayatolás.

La libertad religiosa

La sentencia de ayer declaraba ilegal su exclusión de las aulas, de acuerdo con el artículo 9 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que garantiza la libertad religiosa. "La decisión de hoy es una victoria para todos los musulmanes que quieren preservar su identidad y los valores, a pesar de los prejuicios y la intolerancia", afirmó la joven tras conocer el fallo. Shabina ha tenido como abogada defensora de su causa a la mismísima Cherie Booth, la esposa del primer ministro, Tony Blair, especialista en pleitos relacionados con la defensa de los derechos humanos.

Prejuicio e intolerancia no son los términos que a primera vista uno aplicaría para describir el ambiente educativo de la Denbigh High School. Este colegio público, donde el 80% de sus 1.000 alumnos son musulmanes, está considerado como un modelo de integración, y el recatadísimo uniforme escolar fue decidido de acuerdo con los padres y las organizaciones musulmanas. "Hemos tenido en cuentas las sensibilidades culturales y religiosas de los estudiantes al elegir los uniformes", señaló ayer el centro. Las alumnas pueden cubrirse el pelo con un pañuelo y vestir el shalwar kameez , consistente en pantalones y un blusón largo. Esa fue la indumentaria de Shabina hasta los 13 años.

En septiembre del 2002, la niña se presentó ante los profesores vistiendo el negro jilbab y explicando que sus sentimientos religiosos eran más profundos. El cambio se produjo cinco meses después de que Shabina, huérfana de padre, perdiera también a su madre. Buena estudiante, pero especialmente vulnerable, la joven está muy unida a su hermano, Shuwed Rahman de 21 años, quien la ha ayudado a librar, con dinero público, la batalla legal que primero perdió en el Tribunal Superior y ahora ha ganado en la apelación. Rahman, según algunos diarios, es un simpatizante de Hiz ut Tahrir, una organización extremista islamista, prohibida en Alemania y en muchos países de Oriente Próximo.

Riesgo de discriminación

Esta sentencia tendrá importantes repercusiones en otras escuelas multiétnicas del Reino Unido. Algunos profesores temen que otras jóvenes se vean presionadas a llevar el jilbab a riesgo de convertirse si no en "malas" creyentes. Las escuelas británicas se han convertido en terreno de enfrentamiento para los grupos religiosos.

El Consejo Musulmán Británico, que considera la sentencia como un "triunfo de la libertad personal", pide una sala en cada escuela para que los alumnos puedan rezar. De momento, la Denbigh High School deberá pagar los gastos del proceso, que equivalen al salario anual de uno de sus profesores, algo más de 30.000 euros.