El vespertino francés Le Monde denunció ayer que la base militar de Jankalá, el centro neurálgico de las tropas rusas en Chechenia, situada en las afueras de Grozni, la capital de la república caucásica, "sirve de centro de torturas y ejecuciones en masa" . El rotativo citó como fuente al checheno Said Husein Elmoursaev, cuyo hijo fue hallado muerto en abril en una cuneta junto a otros siete jóvenes.

Elmoursaev declaró que los cuerpos presentaban "cuchilladas en el torso y la espalda, quemaduras en las plantas de los pies, fracturas en el cráneo, dedos rotos, dientes arrancados, impactos de bala en los muslos y en la nuca". El denunciante mostró notas que recogen que los jóvenes "fueron arrestados por las fuerzas federales rusas y trasladados a la base de Jankalá".

EN PLENA NOCHE Las ocho víctimas habían sido arrestadas en plena noche, dos semanas antes de que aparecieran sus cuerpos, por un grupo de soldados rusos que había irrumpido en su pueblo en una columna de blindados. Elmoursaev sentenció que el estado de los cadáveres "confirma lo que para los chechenos es desde hace mucho tiempo una evidencia: que Jankalá es un centro de torturas y ejecuciones en masa".

DESAPARICIONES Las torturas, violaciones y desapariciones son moneda corriente en Chechenia. Según dijo a este diario un agente del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), el mecanismo de las desapariciones tiene su origen en la diversidad de las fuerzas rusas desplegadas en el territorio checheno.

Desde 2001, alrededor de 300 comandos del FSB que se dedican a la caza de los llamados comandantes de campaña chechenos participan en "misiones especiales" en las zonas montañosas donde se esconden los rebeldes. En la jerga de estos agentes, un viaje a Chechenia recibe el calificativo de "viaje al balneario", en alusión a los famosos manantiales del Cáucaso.