La victoria de George Walker Bush en las elecciones presidenciales sitúa a su familia en lo más alto del firmamento político y financiero de EEUU.

La reelección de Bush multiplica los logros políticos de esta familia del norte que supo hallar en el sur las fortunas que emanaban del subsuelo petrolero de Tejas y la plataforma para alcanzar el firmamento político de Washington. La victoria de Bush convierte al clan en una dinastía cuyo poder destroza cualquier comparación con el alcanzado por los Kennedy.

Con la victoria del primogénito del expresidente Bush, esta familia se convierte en epicentro del interés mediático. Los Bush son una familia pública y, desde hace tiempo, objeto de un drástico escrutinio por parte de periodistas y escritores, que ven en el pasado y en las etapas más recientes del clan una lucha por el poder económico que sobrepasa la lógica para adentrarse en un escenario de "inmoralidad", según explica Kevin Phillips en su libro American dinasty .

Pero más allá de la obra de Phillips o de la polémica y triunfal biografía de la dinastía firmada por Kitty Kelley --La familia (Plaza & Janés, 2004)--, centenares de libros con la palabra Bush en las portadas se pueden encontrar por estos días en las macrolibrerías de las cadenas Borders o Barnes & Noble, las más importantes de Estados Unidos.

Tratos con los nazis

El árbol genealógico del presidente lleva a su abuelo, Prescott Sheldon Bush (1895-1972). Prescott nació en Columbus (Ohio). Su padre era Samuel P. Bush (1863-1948), presidente de una compañía de acero y encargado por el Gobierno de coordinar a los constructores de armas en la primera guerra mundial.

Con los años, el joven Prescott ingresó en la Universidad de Yale. Después de graduarse se fue a la guerra, al frente de Francia, y en 1919 se instaló en San Luis. Tuvo cinco hijos, uno de los cuales, nacido en 1924, fue George Herbert Walker Bush, padre del hoy presidente.

La familia vivió en Columbus. El abuelo Bush utilizó su etiqueta de Yale para desempeñarse como consejero de grandes compañías. Trabajó en la banca para Brown Brothers-Harriman (BB- H), los banqueros de Fritz Thyssen en Nueva York. Thyssen era uno de los empresarios que financió a Adolf Hitler. Con los años, las acusaciones de que BB- H mantuvo negocios con Thyssen y, por ende, con la Alemania de Hitler, fueron en aumento.

En 1952, Prescott Bush fue elegido senador del Partido Republicano. Fue congresista hasta 1963 y murió en 1972.

Un colectivo de supervivientes y familiares de víctimas del Holocausto presentaron el pasado lunes, ante un tribunal de Nueva York, una demanda de indemnización contra el presidente George Bush por considerar que su fortuna familiar se hizo gracias a la colaboración con los nazis. El representante legal del colectivo, el alemán Peter Wolz, anunció que las víctimas reclamarán una indemnización de 400 millones de dólares (312 millones de euros). Es la segunda vez que este grupo demanda al Gobierno de EEUU.

Hace tres años, el colectivo exigió el pago de 40.000 millones de dólares (31.200 millones de euros) por las víctimas del campo de exterminio de Auschwitz, al considerar que EEUU no hizo lo suficiente en 1944 para evitar la muerte de 400.000 judíos al no haber bombardeado los accesos al campo.

El tribunal del distrito de Washington encargado de tramitar la demanda se declaró incompetente con el argumento de que se había tratado de una decisión de Estado, que es soberano en cuestiones militares.

Pero más allá de Prescott Bush y de sus contactos con los nazis están las relaciones del presidente Bush y su padre con los petroleros de Tejas, Enron y Halliburton. Unas relaciones peligrosas, porque la oposición las relaciona con la delicadeza con que la Casa Blanca trata a la familia real saudí. Estas relaciones se han estrechado en los últimos años, y Bush no ha tenido rubor en contar con Dick Cheney como vicepresidente, cuando se trataba de un hombre fundamental en la pirámide del poder de Halliburton, una empresa con fuertes intereses en Irak.

El papel de Barbara

Más allá de las suposiciones, lo cierto es que tres generaciones de Bush han coordinado sus carreras políticas con los negocios, una llave que suele ser explosiva. Hoy, además, uno de los hermanos del presidente, John Ellis Jeb Bush, es gobernador de Florida, un estado clave para la primera victoria de su hermano y para la reelección.

Barbara Pierce, la madre del actual presidente, es la gran dama de esta dinastía, de la que además de George y Jeb también forman parte sus tres hermanos, Neil, Dorothy y Marvin. Barbara ha sabido aglutinar el poder y las ambiciones de los Bush. Ha sabido pasar por alto las infidelidades de su esposo y el alcoholismo de su hijo. Su casa está repleta de multimillonarios, un expresidente duerme con ella y cuando llama su hijo, la avisan así: "Mamá, te llama el presidente".