La plana mayor de EEUU advirtió ayer a Irán de que no se inmiscuya en el proceso político iraquí. Y aumentó la presión sobre Teherán --declarado "principal patrocinador mundial del terrorismo" por George Bush-- para que abandone su programa militar nuclear. "No hemos descartado ninguna alternativa" para su eliminación, recalcó el vicepresidente, Dick Cheney, en referencia a un posible ataque militar.

"Las autoridades iranís saben muy bien que no queremos que tengan armas nucleares", declaró Cheney. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, fue menos belicoso y aseguró "no conocer" que se esté preparando ninguna operación militar.