Las torturas perpetradas por soldados estadounidenses contra presos iraquís en la cárcel bagdadí de Abú Graib, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo el año pasado, fueron aplicadas meses antes en la prisión de EEUU en la base de Guantánamo, según han revelado investigadores del Pentágono. Las conclusiones se han dado a conocer tras una investigación que ha durado tres meses y que ha estado centrada en 26 casos de presuntos abusos en la base estadounidense.

En declaraciones ante el Comité de Servicios Armados del Senado de EEUU, los investigadores militares calificaron el miércoles de "agresivas y creativas" las técnicas de interrogatorio empleadas en Guantánamo. En el caso de Mohamed al Qatani, el preso para el que se aprobaron 16 duras técnicas de interrogatorio, la investigación señaló que sufrió "un trato abusivo y degradante" que no llegó a ser tortura.

ANTES DE LA INVASION La aplicación de los malos tratos demuestra que los abusos en Abú Graib no fueron una iniciativa del puñado de soldados, puesto que se habían producido ya en Guantánamo incluso antes de que EEUU invadiera Irak, en marzo del 2003. El cabecilla de los soldados de Abú Graib, Charles Graner, está cumpliendo ya una condena de 10 años.

"Hay similitudes llamativas entre las acciones de Guantánamo y lo que ocurrió en Abú Graib", declaró a The Washington Post el capitán Jonathan Crisp, abogado de la soldado Lynndie England, la más famosa de las torturadoras de la cárcel iraquí. El caso de Qatani refuerza el argumento del abogado militar. Este preso, a quien EEUU considera relacionado con el 11-S, fue interrogado en Guantánamo a finales del 2002. Además de ser privado de dormir, Qatani fue forzado a usar ropa interior femenina, se le exhibió desnudo ante mujeres, se le amenazó con ser acusado ante otros presos de ser homosexual y se le forzó a actuar como si fuera un perro.

Este duro interrogatorio se realizó mientras dirigía la prisión de Guantánamo el general Geoffrey Miller, que fue enviado a Abú Graib en septiembre del 2003. Aunque los investigadores militares recomendaron que Miller recibiese una reprimenda por el abusivo interrogatorio de Qatani en Guantánamo, el jefe del Comando Sur de EEUU, Bantz Craddock, decidió que ésta no era apropiada. Bryan Whitman, portavoz del Pentágono, declaró al Post que no se pueden ligar los interrogatorios en la base con los de Abú Graib.