Hollis Engley solía acudir al Mall Nacional de Washington a protestar: Vietnam, otras guerras, otras injusticias. Ayer, el gran espacio coronado por el Memorial de Abraham Lincoln era para este exeditor gráfico del USA Today un escenario radicalmente diferente. "Hoy --decía satisfecho-- venimos a celebrar. Quería sentir la energía de la masa. Y ser parte de la historia".

Desde las primeras horas de otra helada mañana de un gélido invierno, decenas de miles de personas empezaron a fluir por los metros, las calles y los puentes (ya cerrados sobre el Potomac) que llevan al corazón de Washington DC.

La ciudad es ya un gran obamamercado , una obamameca . Y su centro está ya visiblemente tomado por los 45.000 agentes de las fuerzas de seguridad movilizados para los cuatro días de celebraciones que culminan mañana con la toma de posesión del 44º presidente de EEUU en una urbe de 560.000 habitantes donde se esperan dos millones.

VARIOS ARTISTAS La convocatoria de ayer era un concierto, bautizado como we are one (Somos uno), al que prestaron sus voces muchos artistas que han creado la banda sonora de la campaña de Obama: Bruce Springsteen, U2, Stevie Wonder, James Taylor, Pete Seeger, will.i.am... entre otros. Para los asistentes, el imán no eran esos artistas. Tampoco las estrellas que leyeron textos, como Jamie Foxx, Denzel Washington, Laura Linney, Tom Hanks o Tiger Woods. El astro ayer era un político.

Gene Robinson, el reverendo homosexual elegido para inaugurar con una bendición el acto, imploraba a las alturas que inspiraran a todos con la comprensión de que ese político "es un ser humano, no un mesías". El propio Obama, que intervino al acabar la fiesta, se lo recordó a sus seguidores: "No hay duda de que nuestro camino será largo, que la montaña tendrá mucha pendiente pero nunca debemos olvidar que el verdadero carácter de nuestra nación no se revela en los momentos fáciles, sino en lo bueno que hacemos cuando el momento es duro".

Aunque el Mall fue ayer un gran salón de fiestas, no perdió del todo su peso histórico de altavoz por la justicia. Cerca del monumento a George Washington, dos miembros del grupo Veteranos por la Paz posaban encantados con todo el que quisiera colocarse tras una pancarta que lanzaba el mismo eslogan que sus jerseis: Arrestad a Bush .

LAS DEUDAS PENDIENTES Mike Hearington llevaba en su cuello un pañuelo palestino. Y reconocía que en las últimas semanas el silencio de Obama sobre la crisis de Gaza ha dolido. "Ha sido un horror, pero espero que las cosas cambien a partir del miércoles", decía. Cerca, Lydia Giordano, se sumaba a la fiesta sin perder de vista que el homenajeado tiene obligaciones, que recordaban un panfleto: Irak, Guantánamo, detener la tortura. Antes de cantarlas en una melodía, Giordano avisaba. "No hay que olvidar que Obama ha llegado a Washington, donde mueren tantas promesas. Y entiendo que hay que celebrar, pero también conviene recordar que la guerra no se toma descansos".