Dos maniobras diplomáticas del frente belicista que lidera EEUU fallaron ayer casi simultáneamente en sendos foros islámicos, al tiempo que se reforzaba el campo de la paz tras iniciar el líder iraquí, Sadam Husein, un desarme efectivo de sus Fuerzas Armadas.

Aunque la destrucción de los cuatro primeros misiles Al Samud 2 iraquís --tal como reclamaba la ONU-- fue rápidamente desestimada por la Casa Blanca y el Foreign Office británico, el desmantelamiento de esos cohetes tierra-tierra puede ser un punto de inflexión y detener la cuenta atrás hacia la guerra, fijada por el Pentágono para mediados de este mes. Porque los partidarios de dar más tiempo a los inspectores, que actualmente son mayoría en el Consejo de Seguridad, han visto reivindicado su argumento de que es posible desarmar pacíficamente al régimen de Bagdad.

JUEGO DE ENGAÑOS

Es sintomático que el inicio del desarme iraquí sentase tan mal en Washington y Londres. Una portavoz de la Casa Blanca, Mercy Viana, afirmó que "el presidente (de EEUU, George Bush) ya predijo que Irak destruiría sus misiles Al Samud, como parte de su juego de engaños". Asimismo, el secretario de Exteriores británico, Jack Straw, aseveró: "Lo que hace Sadam Husein es jugar con la comunidad internacional, en un cínico intento de dividir al Consejo de Seguridad".

Tal parece que EEUU y el Reino Unido habrían preferido que Sadam se hubiera negado a destruir sus misiles, porque así podrían reunir los nueve votos que necesitan en el Consejo para aprobar la nueva resolución que han presentado --junto a España--, con el fin de proclamar que el líder iraquí "ha desaprovechado la última oportunidad para desarmarse". Sentencia que nos condenaría a una guerra en el Pérsico. En cambio, la eliminación, ayer, de cuatro Al Samud --bajo supervisión de los inspectores de desarme-- fue acogida con alivio en el Kremlin, que la calificó de "cambio esencial" en la cooperación de Bagdad con la ONU y estimó que modificará los planteamientos en el Consejo de Seguridad.

ESPAÑA DEFENDERA TURQUIA

Mientras, el Parlamento turco echaba por tierra el calendario bélico del Pentágono, al no aprobar --porque no alcanzó la mayoría absoluta requerida por la Constitución del país-- el paso por territorio turco de 62.000 soldados norteamericanos hacia el frente norte de Irak. El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islámico), en el poder, se reunirá para considerar si vuelve a plantear el tema a votación, pero su líder, Recep Tayyip Erdogan, dijo: "Ha sido un resultado democrático, y quizá sea lo mejor".

En cambio, España sigue demostrando una lealtad inquebrantable a Bush y el titular de Defensa, Federico Trillo, ha anunciado que ofrecerá fuerzas militares --bajo el paraguas de la OTAN-- para defender a Turquía de un hipotético ataque iraquí.

OPOSICION DIVIDIDA

Para el Pentágono --que ya había redactado el comunicado felicitando a Ankara por su colaboración y tuvo que tirarlo a la papelera--, el cerrojo de Turquía tiene graves consecuencias estratégicas. Además, deja aislados en el norte de Irak a los insurgentes kurdos, que acaban de ser anfitriones de la conferencia de toda la oposición iraquí.

Esa dirección opositora ya nació con mal pie porque uno de sus seis miembros --el exministro de Exteriores Adnan Pachachi, representante de la minoría suní-- declinó asistir al encuentro de Salahedin y se declaró "asombrado" por su nombramiento.

EL EXILIO DE SADAM

Otra fallida maniobra pronorteamericana ha sido la de los Emiratos Arabes Unidos, que no han logrado llevar adelante --en la cumbre de la Liga Arabe-- una moción para proponer a Sadam que dimita y se exilie, a cambio de inmunidad. Sólo Arabia Saudí y Kuwait (los mejores aliados de EEUU en el Pérsico) apoyaron esa iniciativa, que a muchos países árabes ofendió profundamente porque equivalía a una ingerencia ilegal.

Al final, lo que sí ha sido aprobado por la cumbre es una rotunda resolución de ocho puntos en la que los países árabes "subrayan su firme rechazo a un ataque contra Irak", llaman a "evitar la guerra", reclaman que se dé "el tiempo necesario" a los inspectores de desarme y recuerdan "la responsabilidad del Consejo de Seguridad" en la "preservación de la independencia y la integridad territorial de Irak".

Parece, pues, claro que a Washington le han salido por la culata todos los tiros que ha disparado en la prensa norteamericana sobre sus planes para cambiar el régimen de Irak, ya que el mundo árabe los ha tomado como un peligroso precedente en una región con bien pocos gobiernos democráticos.

Si Bush insiste en ir a la guerra, contará con pocos aliados.