Irán no dio ayer una "respuesta concreta" a las ofertas de las potencias occidentales para resolver las dudas sobre sus actividades nucleares, pero aceptó reanudar los contactos "en un par de semanas", según anunció el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana. El gesto de EEUU de sentar por primera vez a un representante --y no a cualquiera, sino al número 3 del Departamento de Estado, William Burns-- en la mesa de negociaciones no fue correspondido.

La reacción de EEUU no se hizo esperar: "Los iranís deben entender que sus dirigentes tienen que elegir entre la cooperación nuclear, lo que sería beneficioso para todos, y la confrontación, que solo llevará a acrecentar el aislamiento de Irán", advirtió el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack.

SOLANA, OPTIMISTA "No hemos recibido las respuestas que esperábamos", admitió Solana quien, sin embargo, calificó repetidamente la reunión de "constructiva". Mientras, el representante iraní, Said Jalili, dijo que, cara a la "continuación de las conversaciones", había entregado al jefe de la diplomacia europea un documento de su Gobierno que contiene los "elementos comunes" de las posiciones de Teherán y Occidente. Pero el propio Solana aclaró que ese documento "no contesta a las preguntas" formuladas por la UE y el denominado Grupo de los 5+1, integrado por los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU --Francia, Reino Unido, China, Rusia y EEUU-- más Alemania.

SIN CONTRAPARTIDA Así las cosas, lo más importante en la reunión de Ginebra había ocurrido antes de empezar con la presencia de Burns, una significativa señal de deshielo entre Washington y Teherán, sin relaciones diplomáticas desde 1980, pero que no parece tener contrapartida por el momento. Hasta ayer, para participar en las negociaciones multilaterales EEUU exigía que Irán suspendiera antes las actividades de enriquecimiento de uranio. La propia secretaria de Estado, Condoleezza Rice, había confirmado el giro diciendo que EEUU no tiene "un enemigo permanente".

La última oferta que Irán ha recibido incluye la novedad de que abriría la posibilidad de un periodo de prenegociación, durante el que podría seguir enriqueciendo uranio al nivel actual, pero comprometiéndose a no poner en marcha nuevas centrifugadoras. A cambio, las seis potencias no le impondrían nuevas sanciones. Más adelante se pasaría a una fase de negociaciones formales, durante las cuales, el Gobierno de Teherán aceptaría detener temporalmente sus actividades nucleares.

El Gobierno iraní sostiene que sus actividades de enriquecimiento de uranio tienen como único objetivo la producción de electricidad, pero Occidente teme que su intención sea dotarse de armamento nuclear.