El comité Nobel de Noruega sorprendió ayer al mundo al otorgar el Premio Nobel de la Paz a Shirin Ebadi, una jurista iraní y activista de los derechos humanos, y relegar al papa Juan Pablo II que a priori aparecía como favorito. Con su decisión, los miembros del comité hicieron una clara apuesta en favor de la defensa de los derechos humanos y la democratización en el mundo islámico.

Ebadi, que es la primera mujer musulmana que logra el preciado galardón, recibió la noticia en París, donde se encontraba, y aprovechó la ocasión para exigir al Gobierno de su país que libere "inmediatamente" a todos los presos políticos.

"Lo más urgente es que la libertad de expresión sea respetada (en Irán) y que las personas que se encuentran en la cárcel a causa de sus opiniones sean liberadas inmediatamente", señaló la nueva premio Nobel, en su primera comparecencia pública tras conocerse el fallo.

LUCHA POR LAS MUJERES

Al anunciar su veredicto en Oslo, el comité Nobel destacó los esfuerzos de la laureada en favor de la democracia y los derechos humanos y, en particular, su "lucha por los derechos de las mujeres y los niños".

"Ebadi es una musulmana consciente de serlo y no ve ninguna contradicción entre el islam y los derechos humanos fundamentales", señala la declaración. "Es un placer para el comité conceder el Premio Nobel de la Paz a una mujer que es parte del mundo musulmán".

La decisión fue acogida con entusiasmo entre los defensores de los derechos humanos de todo el mundo y causó una evidente confusión en Teherán, donde los sectores más integristas del régimen teocrático y quienes pugnan por las reformas mantienen una férrea lucha por el poder.

Tras conocer la noticia, el portavoz del Gobierno, Abdalá Ramezanzadeh, declaró: "Estamos contentos de que una mujer iraní y musulmana obtenga tal distinción por parte de la comunidad internacional por sus actividades en favor de la paz. Esperamos poder utilizar sus expertas opiniones en Irán". Apenas media hora después, el mismo portavoz retiró esta reacción oficial y aseguró que se había expresado "a título personal". Al cabo de bastantes horas, ya durante la noche, el Gobierno hizo pública una declaración en la que se felicitó por el galardón, que calificó de "honor para las mujeres iranís" y expresó su esperanza de que los puntos de vista de Ebadi "sean tomados en consideración tanto dentro como fuera de Irán". Menos reparos tuvo la diputada reformista Sharbanu Amani. "Espero que quienes se oponen a Shirin Ebadi reconsideren sus posiciones", dijo.

EL VATICANO

La Santa Sede hizo lo posible por no expresar ningún tipo de frustración. El cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano, señaló que el Papa "es un mensajero de la paz" y precisó que no está contrariado por no haber logrado el premio.