El Gobierno israelí aprobó ayer la construcción de una barrera para blindar sus casi 250 kilómetros de frontera con el Sinaí egipcio, un tramo abrupto de desierto escasamente vigilado hasta ahora. La decisión se tomó después de que altos cargos militares y del espionaje se reunieran con los pesos pesados del Ejecutivo para discutir los recientes acontecimientos en Gaza, marcados por la voladura de la frontera con Egipto y el libre tránsito de miles de palestinos. El proyecto le costará a Israel, según fuentes oficiales, cerca de 1.000 millones de dólares y podría tardar cinco años en completarse.

Inicialmente, la barrera --que podría ser una valla metálica o un muro de hormigón-- se levantará en dos tramos. Uno, alrededor de la localidad turística de Eilat, situada a orillas del Mar Rojo, y el otro, cerca de Nitzana, 50 kilómetros al sureste de Gaza. Además, Israel reforzará las patrullas en la frontera.

El plan llevaba años congelado en los cajones del Ministerio de Defensa. Pero el episodio fronterizo de Gaza ha precipitado su aprobación. Israel teme que los palestinos de la franja usen las rutas del Sinaí para infiltrarse en su país y cometer atentados.