Los políticos han guardado silencio, pero los familiares de las víctimas del terrorismo lamentaron ayer, con palabras de dolor e indignación, la decisión del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de negar la extradición a Italia de Marina Petrella. La exmiembro de las Brigadas Rojas, grupo terrorista de los años 60, está condenada a cadena perpetua en Italia por haber asesinado en 1992 a un comisario y herido a su chófer, por el secuestro de un magistrado y robo a mano armada. Antes de ser condenada, huyó a Francia.

Sarkozy decidió ayer que, "por razones humanitarias", la exterrorista, de 54 años, enferma y hospitalizada, no sea extraditada. El caso debía ser examinado por el Consejo de Estado este miércoles.