Aplastada la revolución azafrán , la preocupación se centra en calcular qué precio han pagado los civiles y los monjes por las protestas contra la Junta militar. La única certeza es que la cifra de muertos es muy superior a los 10 que ofrece el Gobierno.

La Junta se ha ensañado con los monjes, reverenciados en Birmania. Ayer circuló la foto de uno de ellos muerto en el río Rangún. Miles de monjes encerrados en colegios serán alejados a cárceles del norte. Durante los días de represión, miles de manifestantes y monjes fueron vistos entrando a la fuerza en camiones, sin que se volviera a saber nada de ellos. Una oenegé cifra en 1.500 los desaparecidos.